Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 30 de mayo de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Las circunstancias salieron del control del
Gobierno. En la inauguración de los Juegos Suramericanos y en algunas
competiciones, ningún funcionario público pudo evitar que una gran parte
de los asistentes coree: “Bolivia dijo No” y que esto incomode al
presidente Evo Morales.
La situación también se desbordó en El Alto
cuando hubo una protesta universitaria reprimida por policías, dejando
como consecuencia la inesperada muerte de un estudiante de 20 años, bajo
circunstancias que aún son confusas, por lo que ya se han registrado
marchas en todo el país, denuncias penales contra el ministro de
Gobierno y una contradicción en la versión dada por las autoridades, que
deberían estar llamadas a dar certezas y hablar sobre la base de una
investigación objetiva, en lugar de cambiar los argumentos en cada
conferencia de prensa que dan.
En el caso de los Juegos
Suramericanos, el ministro de Gobierno se basó en el decreto 1515 de
2013, en el que se detalla la prohibición de consumo de bebidas
alcohólicas u otros estupefacientes, así como a incitar al racismo y al
uso de armas en escenarios futbolísticos . La norma no se refiere a
manifestaciones políticas o protestas, pero se le da esa interpretación,
quizás con el afán de asustar al público asistente.
En el caso de El
Alto, el ministro acusó a dirigentes opositores de estar detrás de las
versiones que hablan de que la Policía disparó contra el universitario
y advirtió con “pedir la ampliación de investigaciones por difamación,
calumnias y falso testimonio a gente que sigue esgrimiendo mentiras con
fines políticos".
Lo evidente es que se pretenda sustituir la
coherencia con la ley con amenazas que rayan en el autoritarismo. Sin
duda, no habría gritos de “Bolivia dijo No” en los escenarios deportivos
si se hubiera respetado el voto ciudadano en el referéndum de 2016,
cuando la mayoría rechazó la reelección del presidente Evo Morales. Y no
habría dudas acerca del accionar de la Policía en la represión a los
universitarios si desde un primer momento se hubiera decidido esperar el
resultado de una investigación científica, en vez de estar acusando
primero a otros estudiantes, después a políticos del otro bando y más
tarde no se sabe a quién más por el nefasto hecho.
Son días
complicados para el oficialismo y demandan serenidad de parte de las
principales autoridades, que deberían asumirse como gobernantes de todos
los bolivianos, en lugar de ver como enemigos a todos los que están en
desacuerdo con sus acciones. Su responsabilidad democrática debe
trascender su afán político partidario.