Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: martes 03 de noviembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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El M.A.S se encuentra a días de regresar al poder, en realidad de retomar el poder ejecutivo, porque su estructura partidaria en las instituciones públicas siguió casi intacta durante la transición, sin embargo inmediatamente después de las elecciones el Sistema Judicial dió un giro y comenzó a modificar sus resoluciones para beneficiar a los exministros de Evo Morales. Naturalmente eso generó reacciones porque existe la percepción de que no se aprendió nada de los errores pasados, el mensaje instalado en la conciencia popular, es que los vencedores inclinan los resortes de la justicia con demasiada facilidad a su favor y ante las victorias políticas los hechos jurídicos son irrelevantes, desnudando la descomposición institucional que estropea a un País, cuya colectividad está dividida y en la que algunos se esfuerzan por imponer una peligrosa inversión de valores. En otras palabras, cualquier medio es válido sí conduce a la victoria y ninguna causa es justa sí está signada por la derrota, una lógica como esa destruye cualquier posibilidad de solucionar razonablemente los conflictos y fomenta una cultura de la violencia y de la arbitrariedad que realmente inquietan, precisamente porque las victorias y las derrotas nunca son eternas y porque toda sociedad civilizada requiere de espacios institucionales para dirimir las contradicciones y establecer criterios básicos de convivencia y estabilidad. Por estas señales es de suponer que la crisis política y económica en la que nos encontramos está muy lejos de ser resuelta, en circunstancias como las actuales existen pocas señales que sirvan para recuperar la confianza y amainar el temporal, lo curioso es que los más interesados en ello deberían ser precisamente quienes detentan el poder, pues son los responsables de dirigir, proveer y solucionar, tareas que no son sencillas en época de vacas flacas y de fractura social. La celebración de todos santos debería haber desatado algún tipo de reflexión, un poco de humildad no le haría mal a nadie, precisamente porque eso es de lo que más se carece, pues algunos actúan abstraídos de la autocrítica y motivados por pasiones sórdidas, tanto los moros como los cristianos niegan al otro y aquellos que deberían ser parcos siguen locuaces, los que deberían guiar caminan desorientados y los que deberían gobernar continúan bloqueando. El Sistema Judicial requiere de una reforma profunda, esa es una demanda generalizada y una necesidad imperiosa sí se busca la paz pública, un imperativo no solo para gobernar sino también un derecho inherente a la sociedad, por eso más allá de ciertos casos en los que la atención gira, estamos ante un problema capital cuyo tratamiento no debería ser postergado por más tiempo. La Pandemia mostró como puede cambiar una coyuntura, reveló lo frágil que es la vida y lo vulnerables que son las economías, cambios que operan en décadas o lustros, los hemos experimentado en meses, la humanidad es diferente y aunque no podamos todavía sopesar esa metamorfosis, nadie puede soslayar su importancia o aislarse de sus efectos, por eso es urgente una pausa frente a tanto frenesí. Sin transparencia es muy difícil afianzar el orden, sin humildad la política es torpe y fútil, sin reglas es imposible conservar el poder y sin ejemplo moral es muy difícil inspirar verdadera lealtad, por eso y aunque muchos nunca lo entiendan, restaurar valores y construir instituciones, no son propósitos ingenuos sino condiciones elementales para juzgar y ser juzgado, para gobernar y ser gobernado y para tener futuro y no ser arrastrado por el pasado.