Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 03 de noviembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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A estas alturas, está claro que Evo Morales no tiene intenciones de retirarse al Chapare a criar peces, como dijo en una entrevista con BBC Mundo. Tal es así que en la misma entrevista hizo notar que los gobernantes electos, Luis Arce y David Choquehuanca, son los “decanos de su entorno”. No sólo eso, sino que él cree que quienes están pidiendo renovación en su partido están confundidos, por eso espera volver “para alinear” a las ovejas descarriadas.
Morales no es un político que se resigne a perder el poder. De hecho, la polarización en la que vivió el país entre 2016 y 2020 se la debemos a él, a su insistencia de seguir postulando a la presidencia, aun en contra de la Constitución.
Al menos cinco hechos, ocurridos los últimos días, muestran que el expresidente pretende seguir gobernando detrás del trono y Luis Arce parece estar cómodo así, por eso no ha marcado más distancias, salvo cuando dijo que reconduciría el proceso de cambio sin odios ni resentimientos y cuando señaló que Evo Morales no asumirá funciones en su gobierno porque estará ocupado defendiéndose de varios juicios.
Ingenuos quienes creyeron que esas palabras podían significar que Arce conduciría un gobierno diferente y que se desmarcaría de su mentor, tal como lo hizo Lenín Moreno de Rafael Correa en Ecuador.
Los hechos que muestran el poder de Morales en el futuro gobierno ya saltan a la vista. El encargado de la transición, es decir, de recibir el gobierno que está dejando Jeanine Añez es Wilfredo Chávez, el abogado de Morales, exviceministro de Gobierno y mentado para asumir una cartera en el nuevo Ejecutivo.
Andrónico Rodríguez, el heredero político de Evo Morales, ha sido designado presidente del Senado. Rodríguez es una cuota de los cocaleros del Chapare y fue el líder de las protestas centradas en Cochabamba tras la salida de Evo Morales del poder.
La línea dura con la que gobernó Morales parece que se mantendrá. No otra cosa significa la apresurada reforma de los reglamentos de la Asamblea Legislativa para que, a partir de ahora, se neutralice a la oposición en el debate parlamentario diario suprimiendo los dos tercios de votos en las cámaras de Diputados y Senadores. Arce avaló esa decisión indicando que la Asamblea saliente estaba en toda su legalidad para hacer el cambio.
Y, siguiendo con el entorno, no deja de impresionar que el exvicepresidente Álvaro García Linera se hubiera reunido con el canciller argentino, Felipe Solá, para tratar temas que tienen que ver con el litio y con el retorno de Bolivia al Mercosur.
Todos estos hechos indican que Evo está de regreso, pero no solamente para poner un criadero de tambaquí, sino para ejercer el poder que su partido ganó en las urnas.
Pero, fiel a su estilo, prepara un retorno apoteósito y simbólico para el 11 de noviembre, conmemorando un año de su salida al exilio. Según los preparativos del MAS, el exmandatario recorrerá una parte del país en una caravana de dos días que lo llevará desde la frontera argentina hasta Chimoré.
Él mismo dijo que no regresará para el día de la posesión de Arce, prevista para el 8 de noviembre, porque no quiere quitarle protagonismo al nuevo mandatario. Pero sí lo hará unas horas después y ahora nada se lo impide puesto que, con el cambio de gobierno, la justicia también ha recuperado el color azul y ha levantado la orden de captura que existía en su contra.
La pregunta es si el regreso de Morales le hace bien al gobierno de Arce. Está claro que el MAS tiene un voto duro que probablemente es fiel a Evo Morales, pero también es cierto que existen corrientes internas que quieren renovación y que rechazan el estilo autoritario de los 14 años.
Pero, lo que no está en duda es que su protagonismo le hace daño a la convivencia pacífica del país. Ya decíamos más arriba que Morales es el responsable de la confrontación vivida durante cuatro años y precisamente por eso, su poderosa presencia no le hace bien a un país que quiere sanar heridas y mirar hacia adelante.