Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 01 de noviembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Demandas
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Un nuevo gobierno del MAS está a punto de instalarse y, aunque hay esperanzas en cuanto a una mejor comprensión de lo que es una prensa crítica, se sabe que se avecinan los mismos conflictos de antaño.
El expresidente Evo Morales lo ha dejado claro. Entrevistado en Buenos Aires sostuvo: “Los medios son cómplices del golpe de Estado (…). Hay que hacer algo en los medios de comunicación, no sólo necesitamos medios estatales sino medios de comunicación del pueblo, de la fuerza social, bien convencidos”.
Agregó que “no cree” en “los medios llamados independientes” y que “cuando dicen que están al centro, son neutrales. En tiempos de injusticia, en tiempos difíciles, ese medio que dice que es neutral siempre está al lado del opresor”.
Esta opinión refleja la animosidad de Morales respecto de la libertad de expresión y su rechazo al pluralismo: las ideas que circulan en una sociedad, cree él, deben ser solamente las que lo favorecen a él y a sus intereses políticos. Llama opresor al adversario, sin mencionar que más poder que el que tienen él y su partido difícilmente lo podrá tener otra agrupación política y mucho menos un empresario mediático.
Durante años el Gobierno anterior trató con rudeza a numerosos periodistas y medios de comunicación, y a otras decenas las cooptó con enormes presupuestos de publicidad gubernamental.
La estrategia del gobierno de Morales, de presionar a los medios independientes y proteger a los oficialistas, hizo que la libertad de prensa en el país estuviera muy debilitada, con evidentes dificultades para fiscalizar las acciones de las autoridades.
El MAS debe aprender de los errores que cometió en el pasado, justamente los que lo convirtieron en un partido autoritario y sectario. La sociedad también ha cambiado y no aceptará tan fácilmente volver a una situación de verticalismo, uso inapropiado de los bienes del Estado para respaldar a algunos medios y abuso generalizado. Un discurso homogéneo no es posible en estos tiempos y el MAS debe aceptarlo. Un país con una prensa crítica, diversa y plural es más saludable que uno con una prensa controlada y sumisa.
Por otro lado, aunque la prensa partidaria haya cobrado gran importancia en estos tiempos en varios países del mundo, siempre existirá un conjunto de medios y periodistas que crean lo contrario; y existirá siempre una tensión entre unos y otros.
Estos 11 meses de Gobierno de transición han sido suficientes para demostrar el valor e importancia que tiene esa prensa estigmatizada por el MAS: varios medios y periodistas siguieron y reflejaron los acontecimientos de la crisis poselectoral y fueron tan críticos con el gobierno de Jeanine Añez como lo habían sido con el régimen de Morales. Por ello mismo, también fueron presionados y criticados por autoridades de Gobierno y por sus adherentes. Fueron estos medios los que pusieron en evidencia sus excesos y errores, y son los mismos que ahora acompañan expectantes las primeras reacciones de la nueva administración.
Una prensa independiente no es impoluta, no es apolítica... Se equivoca, es parte de la escena política sin duda, pero no cree en la prensa militante de un partido. Es allí donde surge el término “independencia”. Y, con todas sus deficiencias es esta la prensa que, en todo el mundo, sigue los pasos a los gobernantes y poderosos para fiscalizarlos. Así es la democracia.