Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 01 de noviembre de 2020
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Esas palabras revelaban que su intención era evitar la confrontación. Sin embargo, en estas dos semanas las señales que ha dado muestran que el presidente electo tomará otro camino. Respecto a la decisión de Senadores y Diputados de cambiar sus reglamentos para extirpar los dos tercios de votos en el debate parlamentario diario, Arce dijo que “lo que ha hecho nuestra Asamblea es mantener toda la legalidad. Hay muchas leyes que se van a aprobar por dos tercios. No debe haber ninguna preocupación”.
De esa manera, avaló esta medida, considerada como ilegítima, pues la asamblea saliente deja reglamentos listos para que la próxima asamblea excluya a la oposición de sus decisiones, salvo las establecidas en la Constitución que no pudieron ser cambiadas.
Frente a esta maniobra, una treintena de organizaciones internacionales se han pronunciado en contra, al igual que muchos colectivos que comenzaron a protestar en las calles.
Por otro lado, Arce tampoco se ha pronunciado sobre unas “listas el odio” que circularon amedrentando a periodistas críticos con el régimen de Evo Morales.
Antes de que jure como presidente, Arce ya despierta dudas sobre el tipo de gobierno que conducirá. ¿Hasta qué punto el candidato nominado por Evo Morales y ahora presidente electo puede ser un mandatario conciliador?
Para el politólogo y docente universitario Marcelo Arequipa, “el primer mensaje del candidato a la presidencia fue el de no generar revanchas ni odio; pero esto tiene que ver con la característica interna que tiene hoy el MAS, es decir, van a ocurrir episodios en los que el MAS se verá obligado a definir qué tipo de transición va a tener. El evismo aún existe y probablemente intente contener la transformación del MAS, pero también hay fuerzas importantes que van a pugnar para que exista una transición política interna en el MAS que definirá su futuro”.
Según Arequipa, Arce tiene un perfil tecnocrático y se va a inmiscuir muy poco en el tema de la reconciliación social. “Choquehuanca es la figura clave aquí, porque a diferencia de Arce, sí tiene sus bases sociales. El discurso y el talante de Choquehuanca no es coyuntural, viene desde hace muchos años, un talante crítico con el evismo, primero, y luego un talante en el ámbito del diálogo, porque su mensaje principal durante todo este tiempo ha sido el diálogo; lo ha repetido hasta la saciedad. Incluso en aymara, que es de donde viene su espíritu político”.
Para el analista político Carlos Cordero, Arce fue espontáneo al decir que iba a ser un gobierno sin revanchas, un gobierno para todos, “pero en los hechos ha estado oscilando entre que Morales no será parte de su gobierno, pero al mismo tiempo se lo libera de los juicios; otros sectores lo invitan. Arce está diciendo a la gente lo que quiere oír en determinado momento, pero ellos van a hacer lo que vean conveniente para su gobernabilidad, para el ejercicio del poder”.
“La gente está asustada, por las listas del odio que han circulado, moros y cristianos, con pecado o sin pecado, todos están en vela. Esas listas circulan para amedrentar y hay una campaña de amedrentamiento, algunos hacen maletas pensando, otros en perfil bajo”.
Cordero considera que la modificación de los dos tercios “es un reglamento mordaza, porque ya no da derecho al debate; prescinde en la Asamblea de toda crítica, debate de oposición, porque al modificar el orden del día, pueden poner cualquier cosa. Entonces están debatiendo y dicen ‘suficiente discusión, aprobado’, no te dan derecho ni siquiera a hablar”.
“Teníamos una ilusión que se ha hecho añicos en sentido de que iba a venir un tiempo nuevo, un ciclo diferente pero no, sigue lo mismo, Morales persiguiendo y acusando a los medios de ser los enemigos”, opina y agrega que “cree firmemente en lo que los periodistas defienden, sin libertad de expresión no hay democracia; y si los medios de comunicación empiezan a flaquear, si no podemos denunciar, si no podemos criticar, nos autocensuramos y después existen medidas de censura, estamos resucitando el autoritarismo contra el que hemos luchado”.
Según Cordero, “el fraude no es solamente la manipulación de las actas, el fraude comienza cuando Evo Morales desconoce los resultados del 21F, ahí comienza y después todo es una acción fraudulenta, el habilitarse como candidato a pesar de haber perdido el referéndum, tiene 20 juicios, pero ahora no, como hay nuevo gobierno, listo, se anulan, acá no ha pasado nada. Ahora están cambiando la historia, no hubo fraude, hubo golpe de Estado”.
Es realmente preocupante, dice. Hay que hacer una resistencia pasiva, agrega. “Esperemos que sus propias contradicciones se resuelvan y que tengamos un tiempo de un sano debate político, no de escenarios de temor y persecución”.
La figura de Evo Morales
Un aspecto que sigue generando una incógnita es quién gobernará entre el 2020 y 2025, ya que la figura de Evo Morales aún pesa en su partido.
Pero según Marcelo Arequipa, el país está sobrevalorando a Evo Morales. “No lo estamos poniendo como en su momento y en su contexto se lo puso a Lula en Brasil, a Correa en Ecuador, a Kirchner en Argentina; Evo Morales ciertamente va a ser un actor político relevante en el MAS, pero no es el que va a gobernar; podrá tener una opinión, como cualquier ciudadano, pero no es el que gobierna, el tema es el eco que se le da a eso. Por eso hay una sobrevaloración del papel de Evo en la política”.
En su opinión, el liderazgo de Morales “sabía medir los tiempos históricos que le tocaron vivir y si tiene aún algo de eso debería evaluar el hecho de que este tiempo histórico no corresponde para que pueda venir de manera intempestiva”.
“Primero que (debe) aclarar todos los cargos que pesan sobre él y además que se disipe su imagen, que tiene mucho reactivo en la sociedad. No solamente en las denuncias judiciales, sino en su imagen misma; no creo que esté pensando en potenciar esa imagen negativa, en todo caso debería pensarlo antes de volver tan pronto”.
Pese a ello Arequipa sostiene que en este gobierno “habrá una lógica mucho más concertadora”.
Sin embargo, el periodista y analista cruceño, Carlos Valverde, dijo esta semana en su programa En la red que “la utilización de la justicia como método para dañar al oponente político es una constante en el MAS. ¿Podrá Arce tomar otro camino? Morales se empeña en decir ‘que él lo escogió’... le marca la cancha a Arce”.
Según Valverde, Evo Morales “no va a vivir como un expresidente, va a vivir como un sindicalista y el sindicalista sale a pelear reivindicaciones y las reivindicaciones del cocalero son sembrar coca y venderla. Ahí hay un problema para Arce, que no le puede prohibir que venga. Evo Morales le va a hacer la vida a cuadros a Luis Arce”.
“Lo que haga Evo Morales va a ser contra Arce. Está claro que no lo va a dejar vivir y no lo va a dejar vivir por una simple y sencilla razón: no puede haber nadie que lo opaque. No sé si Arce será brillante, pero Morales no soporta la idea de que la gente se acostumbre a que es fácilmente reemplazable”.
La Bolivia diversa
Hernán Cabrera, periodista y filósofo cruceño, afirma que hasta ahora las señales de Arce y su entorno son contradictorias. “Unos anuncian que no habrá revancha, otros hacen lo contrario. Que el ojo por ojo y diente por diente, el dicho bíblico, no se convierta en la guía del accionar político de ministros, diputados, senadores, jueces o militantes del MAS”.
“El único camino que tenemos los bolivianos es la democracia. En ella no hay cabida para falsos profetas ni caudillos endiosados. El 55% que tuvo la dupla del MAS refleja la Bolivia diversa, plural la que tiene rostro de mujer, indígena, campesino, clase media, citadinos, ponchos rojos, ponchos blancos y le está mandando un claro mensaje a los nuevos gobernantes, que no tienen el derecho a equivocarse y que sólo tienen un camino: pasar a la historia como los villanos o como buenos gobernantes”, reflexiona.
Para este periodista, Arce y Choquehuanca, “no deben dudar o ponerse en la disyuntiva de ser o no reconciliadores, de gobernar con el palo o con la Constitución, de llenar las cárceles de opositores o dialogar con ellos, de vengarse de su jefe o hacer gestión propia y digna, de ser títeres o tener su propio sello de gestión pública”.
Sostiene que la ruta está trazada y eso significa gobernar para esa Bolivia de indígenas, de campesinos y citadinos, de obreros y empresarios, de profesionales y técnicos, de gays y heterosexuales, de ateos y cristianos, de amigos y adversarios, de curas y pastores.
“Si quieren abrir heridas y que las mismas sigan supurando, que gobiernen con venganza. Odios. Resentimientos. Que eso no es justicia, porque muchos querrán juicios y cárcel”.
Cabrera sostiene que “la historia de Bolivia está plagada de violencia, muertos y heridas que siguen abiertas. Arce y Choquehuanca tienen una enorme responsabilidad en cumplir lo que ellos pregonaron en la campaña por la nueva Constitución: todo dentro de la Constitución y nada fuera de la Constitución”.
Mientras, el periodista y profesor universitario, también cruceño, Eduardo Bowles, publicó una opinión en su blog, donde señala que “el MAS se nutre del conflicto, se fortalece con el odio y la división y siempre está buscando la excusa perfecta para endilgarles a los otros su propio racismo y discriminación, ‘caballitos de batalla’ que volverá a usar en los próximos cinco años y continuar con el propósito de la perpetuación”.
“¿Por qué el MAS quiere facilitar la aprobación de leyes que jamás respeta, que no se necesitan para realizar una buena gestión, que son positivas para el país y que podrían promulgarse con el concurso de la oposición? Porque las leyes que usa la dictadura no son para beneficiar a los bolivianos, sino para perseguir, encarcelar y neutralizar a sus enemigos”, afirmó.
Punto de vista
rafael puente calvo Analista
“Cabe esperar que el próximo gobierno tranquilice”
La situación política del país no deja de ser delicada (sobre todo por lo delicada que es la situación económica), pero cabe esperar que el nuevo gobierno nos tranquilice. Un dato que sin lugar a dudas podemos calificar de positivo es el sorprendente resultado de las últimas elecciones, donde la mayoría absoluta es un respaldo indiscutible para la presidencia de Luis Arce y David Choquehuanca.
Además fue un proceso claro y limpio (quienes dicen y gritan lo contrario están expresando simplemente su incapacidad de aceptar una derrota), de manera que Arce y Choquehuanca asumirán el mando con toda legitimidad y creo que con toda serenidad.
De momento, con esa misma serenidad, Arce le ha dicho a Evo que por supuesto puede retornar al país, y que está invitado al acto de posesión del nuevo gobierno, pero ha añadido que hasta ahí llega lo que Evo puede hacer, y que el nuevo gobierno será independiente de cualquier “asesoramiento” no pedido. Y por supuesto David Choquehuanca se encargará de que dicho propósito se cumpla, ya que si alguien es independiente políticamente es el nuevo Vicepresidente.
Lo que no se puede descartar es que Evo no se resigne a ser un respetable invitado y pretenda convertirse en un asesor influyente. Pero lo que queda de movimientos sociales y dirigentes “evistas” es relativamente poco (en términos numéricos). Cierto que se trata de grupos y organizaciones con características conflictivas, poco dispuestos a asumir su condición de minoría. El expresidente Evo ha dado repetidas muestras de que efectivamente “el poder crea daño cerebral” (conclusión coincidente de diversas investigaciones realizadas en Norteamérica y en Gran Bretaña), y en momentos puede ponerle las cosas difíciles al nuevo gobierno. Pero ni Arce ni Choquehuanca tienen vocación de muñecos, y cabe esperar que mantengan su independencia respecto del expresidente.
Por lo demás el talante de Arce, y más claramente el de Choquehuanca, es de mucha serenidad, y por tanto conciliador. Ambos son conscientes de que el presidente y el vice constituyen un gobierno de todos los bolivianos y bolivianas, hayan o no votado por él, y su tendencia personal será a la conciliación, a la integración, y al respeto de las minorías.
Por tanto cabe esperar que se hará realidad su voluntad de “corregir el rumbo del proceso” y de “gobernar para todos los bolivianos”. Cierto que no les será fácil abstraerse de la “sombra de Evo”, pero parece que tienen claridad respecto de la necesidad de independizarse de dicha sombra (como ya ha anunciado Luis Arce hablando del próximo gabinete). Además tienen a su favor un resultado electoral consistentemente mayoritario (con más votos de los que iba obteniendo Evo el 2019).
Y por su parte, la oposición no podrá complicarles la vida, ya que la fuerza más importante de la oposición (que es Comunidad Ciudadana, de Carlos Mesa) se caracteriza por su serenidad y su espíritu poco conflictivo, y la tercera fuerza (la de Camacho) ya ha demostrado que tiene notable capacidad de movilización pero ninguna idea política clara.
Por todo eso me atrevo a pensar que disfrutaremos de un período presidencial relativamente tranquilo, estable y poco conflictivo, y en el que nuestros gobernantes podrán concentrar sus energías en el difícil manejo de la crisis económica (que ya Arce ha calificado de muy grave, y no olvidemos que es economista). ¿Y esas señoras que están pidiendo un golpe de Estado? Que sigan haciendo el ridículo, nadie les va a hacer caso...
¡Ajina kachun!