Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: viernes 30 de octubre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Asamblea Legislativa Plurinacional
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Una Asamblea Legislativa Plurinacional prorrogada y a punto de cesar en sus funciones decide intempestivamente modificar su Reglamento Interno, para eliminar del mismo el criterio de los dos tercios como fórmula de aprobación, en temas que inevitablemente requieren de consensos y de una perspectiva institucional. Tal iniciativa más allá del origen que tenga, genera mayor tensión e incertidumbre en una coyuntura que ya es demasiado conflictiva, en tiempos de crisis se sigue haciendo mucho para conspirar contra la tranquilidad social, paradoja totalmente incomprensible cuando se origina entre quienes ganaron una elección y deberían estar empeñados en estabilizar el País y reconducir la economía, en otras palabras antes de asumir el poder se conspira en detrimento propio. Preocupa la inestabilidad en la que nos encontramos, pues las señales no dejan de ser inquietantes y se está perdiendo un tiempo valioso para reactivar la economía y establecer condiciones mínimas para atender las demandas sociales y las penurias contingentes, pareciera que no se aprende de los errores y se subestima la volatilidad de las percepciones, las brechas que abrió la política y las diferencias que lejos de disiparse se acentúan absurdamente. Se acercan meses muy difíciles donde se tendrán que discutir las demandas sectoriales y habrá un contexto internacional complejo, en el que los precios de las materias primas y la demanda de los mercados son inciertas, algunos apuestan al crédito externo como la única solución y en ese contexto las condiciones que se fijen para los empréstitos, así como las fuentes de financiamiento, deberían concentrar los esfuerzos y derivar de acuerdos con los sectores productivos y los sindicatos de trabajadores. Por eso resulta hasta una provocación que los legisladores salientes, actúen tan oficiosamente sin tener legitimidad y bajo la intención de privilegiar la violencia política, cuando a lo que se debería propender es a la estabilidad social y la recuperación económica, es como sí se tratara de un perro empeñado en morderse la cola, cuando lo que corresponde es responder a las promesas efectuadas y a las urgencias inmediatas. El Gobierno transitorio estaría dejando un saldo de más de 17 mil millones de bolivianos, fuera de las reservas internacionales, una inflación controlada y según el Ministro de Economía Branko Marinkovic, no debería haber problemas para destinar un once por ciento del presupuesto a educación y un diez por ciento para salud, en consecuencia el crecimiento proyectado para el 2021 sería de más del cuatro por ciento del producto interno bruto. En consideración a lo señalado estaríamos con una economía estable y una vez que disminuya el frenesí electoral, el Pueblo comenzará a exigir atención a sus necesidades concretas, por lo que las señales en lugar de caldear los ánimos deberían ser tranquilizadoras, el voto no es un cheque en blanco y está claro que la crisis sanitaria y la recesión económica, demandan un gobierno que fomente un clima de confianza entre los agentes económicos. La transmisión de mando opera en muy poco tiempo y en ese sentido se debería aprovechar cada día de forma constructiva, el tiempo es muy valioso porque el coronavirus paralizó todas las actividades durante meses y el descontento por esa razón creció demasiado, una olla de presión cuya temperatura aumenta por una cadena de conflictos de nunca acabar, alguien tiene que buscar que prime la cordura y el elegido para hacer eso es el Presidente electo, ojalá comprenda que es el directo responsable y el que ahora gobierna.