Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 29 de mayo de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Reglas de juego y lista de habilitados. No quiere cometer errores para no tener sorpresas.
Primer
incordio: Carlos Mesa. El Gobierno sabe que es el único que puede
ganarle a Evo Morales en la primera vuelta. Pero las negativas de Mesa y
sus anuncios de retirarse de la política no parecían suficiente
garantía a los estrategas que trabajan por el cuarto periodo de
Morales.
Por lo tanto, han creado las condiciones para que Mesa sea
inhabilitado. No vaya a ser que se decida a poner fin a esta dictadura
y, olvidando sus motivos personales, opte por hacerle un servicio al
país. No hay que descartar a los héroes.
Se han creado dos causas para inhabilitarlo. Una tiene que ver con obras financiadas por su corto gobierno, en relación con empresas brasileñas, ahora sinónimo de pecado y corrupción. Y la otra con un juicio internacional ganado por una empresa chilena.
Por la posibilidad de que Mesa saliera indemne de estos cargos, el equipo del Gobierno se ocupa de recordar que el expresidente tuvo actitudes anticruceñas, con lo que se propone quitarle los eventuales votos de un tercio del electorado nacional.
Santa
Cruz se ha convertido en la plaza mayor del electorado boliviano. Y eso
lo saben los expertos norteamericanos y peruanos del Gobierno.
Segundo
incordio. La posibilidad de que Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz,
sea candidato depende de tantos imponderables como juicios que el
Gobierno le ha iniciado con eficiencia ajena a sus prácticas diarias.
Son más de 30.
Los demás candidatos no le interesan al Gobierno, excepto el atrevido de Franklin Gutiérrez, el cocalero yungueño que está desafiando al chapareño y lo reta a medirse en justas lides. Aquí es difícil el ejercicio, pues propone especular sobre cuál de los cocaleros sería el preferido por la transnacional.
Hay quienes quieren ver un duelo de mafias en esto, pero es difícil comprobarlo. El riesgo es que estemos entrando, los bolivianos, en una situación en que las opciones estén en manos de la economía ilegal