“Las comunidades evangélicas campesinas se pelearon con el MAS en 2019, pero volvieron en 2020”, dice. Otra de las demostraciones de esta elección, para Flores, es que hubo un sesgo en el análisis de “los pititas”, al considerarlo co - mo algo homogéneo y derechoso, cuando era bastante heterogéneo y hasta contradictorio. Su ala más izquierdista, “cuando arreció el discurso más racista y antimás, se arrepintieron de lo que habían provocado, se asustaron con lo que estaba pasando en el Gobier - no de Áñez y volvieron a votar por el MAS”, dice. En su opinión, esto provocó que al final el clivaje territorial vuelva a aparecer.
“Veremos resurgir un oriente con pedidos de mayor autonomía”, dice.
Para bajar la conflictividad, Flo - res cree que Arce debe enviar un mensaje al oriente desde su gabi - nete, incluyendo a figuras impor - tantes de esta zona en él. “Lo bueno del resultado de las elecciones es que su contundencia ha conseguido la paz para el país. Si la diferencia hubiera sido menos de 10%, iríamos a una segunda vuelta en medio de la confrontación. Y otra cosa que casi nadie la ve: no está Evo Morales en el poder. Ese es un cambio enorme y eso se debe a la revolución de las pititas”, dice.
Para Centa Rek, senadora electa de Creemos, el mapa político resultante de las elecciones inicial - mente muestra dos visiones de país confrontadas, un occidente más estatista y un oriente más apegado al libre emprendimien - to, a una visión más de desarrollo personal. Sin embargo, Rek cree que se debe hacer un análisis más profundo de esto, no cree que solo se deba a una visión más paterna - lista del Estado en occidente, sino que la oposición tiene el reto de entender las necesidades de estas regiones del país para poder llegar a ellos.
Cree que el resultado pue - de expresar algo de regionalismo, pero insiste: “hay algo más profundo que amerita que lo analicemos como corresponde”. Adriana Salvatierra, politóloga y senadora del MAS, cree que por más que la imagen resultante de las elecciones se asemeje a la me - dia luna, ese movimiento surgido en la década pasada en el oriente tenía por detrás el proyecto auto - nómico. “No era solo territorio, era discurso”, dijo.
“Ahora no veo un proyecto. Y si existiera, falta ver si la gente del oriente se sentirá identificada por ese proyecto”, añadió. No cree que resurja el pacto fiscal como demanda opositora, porque durante el Gobierno de Áñez no se escuchó dicho reclamo. Salvatierra cree que Choque - huanca es un elemento para haber dibujado este mapa, pero también el racismo y el regionalismo fueron factores cohesionadores, porque terminaron por interpelar la identidad del votante.