Medio: Oxígeno Digital
Fecha de la publicación: viernes 25 de mayo de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Construyendo confianza social
Semanas atrás, el vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), José Luis Exeni, anunció que no habría voto electrónico en el exterior para las elecciones generales de 2019, porque para pensar en implementarlo es necesario construir un “factor de confianza”.
Este importante anuncio refleja una actitud más que necesaria hoy en el país, porque la confianza social se encuentra hoy fracturada. De inicio se trata de confiar en extraños, sobre todo en los casos en los que en un Estado se carece de información completa y la percepción creciente de que ésta podría no ser completamente confiable.
Para recuperar la confianza social en una sociedad un primer paso es buscar que uno confíe en el otro (lo cual es llamado, confianza particularizada), en esta etapa inicial se aprende lo que uno puede esperar del otro.
El siguiente escalón en esta construcción de confianza está relacionado con el fortalecimiento de una democracia deliberativa. La receta para esto nos la da Francisco Herreros, para quien el primer efecto se da cuando la discusión pública lleva al individuo a presentar sus argumentos en términos del bien común. Entonces actúa el segundo resultado: la reducción de disonancia y la concordancia de lo que la gente piensa con lo que hace. El tercer efecto es donde ocurre la reunión de información acerca de otros participantes y es independiente de los anteriores.
Por tanto, la confianza social y la confianza política están fuertemente asociadas, no leer esto hoy es contraproducente para cualquiera que rehúya del asunto.
Volvemos al ejemplo del vocal Exeni como parte del camino de la construcción de confianza social. Su anuncio interpela para bien de la construcción de un Estado moderno con instituciones fuertes. Por ello este Syntagma se cierra con su declaración, la cual debería quedar como una importante lección: “esa confianza hay que construirla sobre bases sólidas, estudios técnicos, análisis comparado, ver otras experiencias sobre el voto electrónico, para ver si funcionan, cómo funcionan”. Es decir, a veces las transformaciones que requerimos no se encuentran en grandes proyectos, sino en generar bases mínimas de sensaciones en las que se logre que los ciudadanos otorguen a los administradores el beneficio de la duda, con un grado de certeza confiable, de que lo que hacen va por la ruta de la construcción democrática.