Es importante que en Legislativo existan otras fuerzas políticas que le den el equilibrio al trabajo en ese poder del Estado. En ese marco, es necesario un bloque opositor que sume, que sea propositivo y no que asuma un rol negativo, que se oponga por oponer; solo así se podrá ejercer con fuerza la fiscalización que requiere el Ejecutivo.
En los próximo cinco años, el MAS estará obligado a conciliar y a buscar acuerdos con CC y Creemos, ya no tendrá la carta blanca que antes tenía y con la que podía imponerse.
Lo que todos los bolivianos esperan del virtual binomio ganador es que deje de lado los intereses político partidarios y hasta personales, como se vio en los últimos años, y que todas las decisiones que tenga que tomar en esa importante instancia gubernamental sean pensando en el bien de los más de 11 millones de habitantes y no solo en los que votaron a favor del partido azul.
Mesa, quien tendría 13 senadores, en su primer discurso y tras las elecciones, dijo que el pueblo le dio un mandato muy claro: “ser cabeza de la oposición democrática del periodo 2020-2025”.
Afirmó que estar en la oposición implica ser parte fundamental de la conciencia de la sociedad boliviana, tener un espíritu genuinamente democrático, pero también implica fiscalizar, demanda exigir y establecer la confrontación democrática necesaria, para los objetivos que tienen que cumplirse, para llevar adelante los objetivos de la sociedad boliviana, la solución de la crisis de salud, económica y el tema de la corrupción.
Por su lado, Camacho, quien lograría cuatro representantes en la Cámara Alta, aún no se ha pronunciado sobre el papel que jugará en la bancada opositora. Indicó que esperará los resultados del Órgano Electoral y pidió a sus seguidores “mantener la calma y la esperanza”.
El vocero del MAS, Sebastián Michel, aseguró que el deseo que tiene la población es que ahora haya un poder compartido, en el que, si bien el MAS conducirá el país, debe primar el diálogo y coordinación con todas las fuerzas parlamentarias, situación que esperamos que así sea.
Añadió que Arce tiene que asumir una postura de un hombre “que no odia”, “que no es rencoroso” y que “tiene la capacidad de escuchar a todos los sectores” para construir un camino basado en la concertación.
Las promesas de diálogo y concertación deben ser cumplidas. Bolivia necesita acciones claras y contundentes para salir de la profunda crisis social, económica y política en la que se encuentra.
