Medio: La Razón
Fecha de la publicación: lunes 19 de octubre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Vaya ilusión mágica que el domingo nos acompañó, pero a medida que avanza el lunes, el desánimo vuelve a ganarnos. Esta columna por supuesto no ha sido escrita la noche de la elección, sino un par de días antes, cuando todavía compartíamos las largas filas en busca de gasolina y atiborrábamos nuestros refrigeradores temiendo el fin del mundo (tal cual ya lo habíamos vivido un par de veces este año). Y son en estos días inciertos donde pienso que por mucho que lo deseemos, el resultado de la elección, no será automáticamente portadora de mejores días.
Si el resultado es un triunfo en primera vuelta, no se podrá sostener en pie la tesis del fraude electoral del pasado octubre y seguramente los vencedores volverán con sed de venganza. Pero su retorno será con una Asamblea Legislativa indómita donde se tendrá que negociar cada paso, en un entorno económico por demás adverso. A esto se sumará el descontento (y tal vez negación) del resultado en una región del país que podría respirar aires separatistas. Magro triunfo que tendrá que ser permanentemente consolidado.
Si los resultados arrojan una segunda vuelta, seguirá una tensa calma; siempre y cuando ambos contendientes crean poder vencer al oponente. Si la lectura es que uno de ellos no tiene posibilidad de victoria, los incentivos de patear el tablero son altos.
Así, ninguno de estos resultados anuncia el final del túnel.
Y entonces, un año después, ¿qué ha cambiado en términos de equilibrio de poder?
La única novedad es el posicionamiento de L. F. Camacho como líder regional en Santa Cruz, desplazando a nivel nacional a Chi Hyun Chung, quien en la última elección salió tercero. Para moros y cristianos este nuevo personaje incomoda en el escenario político. Para los del MAS, según su vocero Sebastián Michel, Camacho es una persona “muy peligrosa”, “poco confiable”, con una ideología de “extrema derecha” y hasta con “tintes racistas”. Por el lado de Comunidad Ciudadana, a pesar de su alianza en la anterior elección, la presión de los últimos días para que baje su candidatura fue muy fuerte. En voz del cruceño Fernando Prado Salmón (El Deber 14/10/2020), el proyecto de Camacho es claro: construir un movimiento político que pueda hablar fuerte en el contexto nacional defendiendo los intereses del modelo cruceño. Sostiene que “está aprovechando hábilmente el carácter emocional, arrofaldado, audaz y metedor del cruceño, sin darle espacio para meditar, calcular y razonar sobre los pasos que se siguen y sobre el costo político de estos pasos para todo el país”.
Las cartas electorales están en la mesa; sin embargo, nuestra incapacidad para anticipar cómo será el día después parece abrumadora. Intuimos que lo que viene son profundos cambios sociales y económicos, a tono con una nueva Bolivia que no acabamos de comprender. Empezamos a asumir que el día después no será otro día. Comprendemos lentamente que el día después será diferente a los anteriores.
Los días de campaña, los candidatos buscaban impactarnos con imágenes identitarias más que aportar ideas o reflexiones. Terminada la algarabía, vamos a necesitar concentración, orden y método.
Mientras tanto, el silencio, y su capacidad reparadora, vuelve a habitar nuestro entorno.