Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: jueves 08 de octubre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Judicial
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El fraude electoral del año pasado jamás estuvo en duda, sin embargo el Fiscal General Juan Lanchipa devolviendo favores a quienes lo nombraron, hace todo lo posible para dilatar las investigaciones y en consecuencia intenta proteger a los responsables, por eso la ciudadanía pide su renuncia y no terminamos de asombrarnos por cómo sucedieron los hechos. Se trata de un proceso judicial, que en esencia es una de las situaciones más ignominiosas de nuestra historia y merece no solo ser aclarada sino también debe servir como un precedente, que impida que un abuso de esa naturaleza se repita, toda vez que la estabilidad política e institucional depende de ello y queda suficientemente demostrado que la concentración de poder y su falta de alternancia, son males excesivamente dañinos para la frágil democracia boliviana. No existen las casualidades y en ese contexto los países que tendieron inmediatamente la mano a Evo Morales, fueron precisamente México y la Argentina, donde todo parece indicar que sus actuales gobiernos actúan en complicidad y los partidos políticos que representan al parecer tendrían implicación directa con lo sucedido el 20 de octubre de 2019. Por eso la desesperación de esos personajes por encubrir los hechos e impedir que las investigaciones se desarrollen a cabalidad, de forma que a lo mejor miramos el problema como estrictamente boliviano, cuando también podrían tener dificultades políticas internas, tanto Andrés Manuel López Obrador como Alberto Fernández, ya que al parecer el Grupo de Puebla implica cooperación en campos que no siempre son lícitos. Por ese motivo, es importante tomar en cuenta lo que acaba de señalar el Procurador General del Estado, en sentido de que trece mexicanos digitaron el fraude electoral en coordinación con el ex ministro Juan Ramón Quintana, quien además se encuentra asilado en la embajada de ese País, junto con varios colaboradores importantes de Evo Morales. Esos ciudadanos mexicanos incluían algunos expertos informáticos, que estuvieron en Bolivia durante el desarrollo de ese proceso electoral y habrían instalado un servidor externo, desde el cual se manipularon los resultados, es tan estrecha la relación política que varios de esos extranjeros trabajan en municipios y gobernaciones en su País y cuando estuvieron en nuestro territorio actuaron en coordinación directa con el Jefe de Gabinete de Quintana. Tampoco sería casual el hecho de que en la Argentina fuera el fraude tan grosero, que el número de votos que obtuvo el M.A.S superó la cantidad de inscritos, ni que funcionarios del gobierno argentino se hayan comprometido recientemente a colaborar con Morales durante los comicios venideros, se tratan pues de afinidades tan estrechas que plantean una serie de interrogantes respecto a los intereses que aparejan. Sin embargo ese empeño por ocultar la verdad, en algún momento será imposible de sostener y todo parece indicar que las explicaciones se tendrán que dar en más de un Estado y pondrán en aprietos a varios políticos, por eso habría sido tan iracunda hace unos meses la embajadora mexicana y tal vez esa sea la explicación de porque hubo un operativo frustrado por las pititas, que incluyó a funcionarios de la embajada española. Las malas artes siempre dejan huellas, por eso estamos en un proceso electoral con tantas personas inquietas, con aprestos conspirativos, declaraciones absurdas, lapsus línguae, sabotajes e intromisiones externas, mientras todo lo ocurrido demuestra que está en juego algo más importante que la conformación de un gobierno y es que de ese sufragio depende la democracia que merecemos y por la que muchos lucharon.