Medio: El Día
Fecha de la publicación: lunes 05 de octubre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, habla de una triple crisis, pues a la falta de plata, de empleo y de producción, le suma la ausencia de suficientes recursos para enfrentar la emergencia sanitaria y el grave problema de la corrupción, herencias que arrastramos desde siempre y que se agravaron en el periodo de 14 años en manos del MAS.
En realidad, hay muchas más crisis que esas tres, pues enfrentamos la falta de educación, la brecha tecnológica, la baja productividad de la agropecuaria, la disminución de la capacidad de nuestras industrias extractivas, la ausencia de diversificación de la economía, las limitadas habilidades de nuestros recursos humanos, la precariedad del empleo, la informalidad, etc., etc.
Ante cualquiera de estos desafíos, la única solución parece poner plata en manos del Gobierno para que éste sea el que inyecte unos pesos por aquí, distribuya otro tanto por allá, diseñe proyectos, organice planes de créditos y, en definitiva, multiplique la burocracia y las oportunidades de que ese dinero tome otro rumbo, es decir, que se vaya por el gigantesco caño de la corrupción, el derroche, la falta de cálculo económico y la ausencia total de criterio costo-beneficio, dos elementos que hacen inviable cualquier emprendimiento público.
Las fórmulas también son muy conocidas: keynesianismo, que es una forma de socialismo que pone al Estado como planificador y ejecutor de grandes obras en las que se malgasta el dinero con la excusa de generar empleo y dinamizar la economía; el estatismo, que le da poder una élite de “iluminados” para gestionar negocios y actividades productivas en las que jamás han intervenido y el desarrollismo, que desparrama dinero a manos llenas en obras de infraestructura y equipamiento, sin tomar en cuenta que hoy en día existen iniciativas privadas mucho más precisas y focalizadas que pueden generar un efecto multiplicador mucho más grande que los “elefantes blancos” a los que nos tienen acostumbrados los tecnócratas de gabinete.
Lamentablemente, nadie habla de multiplicar las oportunidades, de hacer que la sociedad y el mercado se conviertan en el motor principal de la iniciativa privada, en el estímulo para creativos y emprendedores que sí saben cuidar la plata, porque es propia y que dominan a la perfección el arte de hacer florecer un negocio, que se traduce en empleo, en producción, en comercio y toda la cadena que surge a partir de una buena idea. Pese a que tenemos a la mejor gente en El Alto, en Santa Cruz o en Oruro para ponerla a trabajar en esta dinámica, nadie está hablando de darle más facilidades, más oportunidades, más incentivos y más condiciones.
Lamentablemente, nadie habla de multiplicar las oportunidades, de hacer que la sociedad y el mercado se conviertan en el motor principal de la iniciativa privada, en el estímulo para creativos y emprendedores que sí saben cuidar la plata, porque es propia y que dominan a la perfección el arte de hacer florecer un negocio, que se traduce en empleo, en producción, en comercio y toda la cadena que surge a partir de una buena idea.