Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: lunes 05 de octubre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Fue un fin de semana diferente, después de muchos años pudimos ver reunidos a los candidatos presidenciales, sin la posibilidad de compararlos no hay un mínimo de libertad para elegir, por eso y pese a las falencias la oportunidad de ver dos debates, sin duda es un avance importante. El Foro organizado por la FAM Bolivia y la CUB recibió muchas críticas, sin embargo fue de utilidad porque aunque no se contrastaron las propuestas, sirvió para evaluar el temple y el carisma de los aspirantes, sus inconsistencias de esta forma muy fácilmente se llegaron a conocer y aunque el nivel de exigencia fue bajísimo, está claro que tuvo su impacto y sirve para establecer algunas puntualizaciones. Por otro lado el debate organizado en el Círculo de Oficiales del Ejército en La Paz, fue transmitido por más de setenta medios de comunicación y representó el espacio para que verdaderamente los candidatos puedan dirigirse al País, desde el comienzo la participación de Luis Arce Catacora fue puesta en duda, como sí ese candidato fuera la Reina de Saba y su presencia tendría que asumirse como gesto extraordinario, cuando lo único que se demuestra con esa actitud es la absoluta falta de respeto que tiene hacia el electorado y los valores democráticos. En vísperas del evento Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho pusieron en duda su asistencia tratando de justificarla como una consecuencia del desplante masista, como si el debate fuera un mero asunto de estrategia electoral, cuando debe ser entendido como una obligación ética con la opinión pública, de forma que se trata de una necesidad comunicacional además de una cuestión de transparencia. Quien no debate como candidato, no tiene ninguna autoridad moral en caso de ser gobernante, para exigir el diálogo cuando surjan los conflictos, ni para pedir renunciamientos o paciencia ante los descontentos, por eso esa soberbia tendrá su efecto, pese a que en el contexto de los resultados sea irrelevante, a causa de las circunstancias extraordinarias que atravesamos. Es triste que esas miserias de la política sean tan notorias, muestran la fragilidad del Sistema y el grado de descomposición que tiene la Sociedad, la gente votará por algunos candidatos a pesar de muchas antipatías y desencantos, no es en merito a cualidades personales sino una consecuencia pragmática del afán de evitar la dispersión del voto y una respuesta concreta a la necesidad de cerrar definitivamente un ciclo autoritario. Todos estos incidentes solo demuestran la mediocridad en la que estamos, tras la destrucción del Sistema de Partidos y la erosión que generó el discurso antisistémico de Evo Morales en el pasado y su reflote en las peroratas de Luis Fernando Camacho, quizás sea porque tienen el mismo asesor de campaña y el mismo irrespeto hacia la clase política, cuya solidez es indispensable para la estabilidad social en cualquier Estado. La disyuntiva en la que se encuentra la Sociedad es precisamente esa, o seguimos hundiéndonos en la marisma en la que estamos o de una vez se reconstruye la institucionalidad republicana, se respetan los principios jurídicos y todos aprenden a convivir en términos razonables, dándole a cada cual lo que le corresponde y entendiendo que la única servidumbre que no denigra es la del respeto a la ley, la tolerancia con los que son diferentes y la consideración hacia los demás, una cultura que comienza por aprender a escuchar, tener algo que decir y saber conducirse bajo cierta correspondencia entre la teoría y la práctica.