Humberto Valenzuela Villarroel es el actual encargado de liderar el TED de Cochabamba, pero, además, tiene una amplia trayectoria como abogado, profesor, docente universitario y cooperativista. Entre las diferentes áreas a las que se dedicó toda su vida hay un común denominador: la vocación de servicio.
Ahora que tiene la oportunidad de dirigir esta contienda electoral, busca transparentar el proceso y, a futuro, mejorar institucionalmente el Servicio de Registro Cívico (Sereci) departamental, donde los ciudadanos realizan múltiples trámites. A veces extraña sus anteriores ocupaciones, pero no se arrepiente de tomar la responsabilidad actual.
EL SUEÑO DE SER ALCALDE
Valenzuela es un orgulloso tarateño amante de su tierra. Es hijo de Humberto Valenzuela y Edith Villarroel. Su padre fue Alcalde de ese municipio durante varias gestiones, así que gran parte de su niñez la pasó en el Tarata, en medio de ríos y árboles de chillijchi que quedaron grabados en sus mejores recuerdos.
Luego, se mudó a Cochabamba y desarrolló su vida profesional. Sin embargo, Humberto cuenta que uno de sus sueños es volver a residir en su municipio de origen.
“Tarata es un pueblo tan importante, tan noble. Yo me siento muy feliz de haber nacido en esa tierra tan linda. Si no hubiera estado en el Tribunal, mi proyecto era volver para radicar y ser Alcalde porque es una promesa que le hice a mi papá. Ojalá que Dios me permita cumplirla, me gustaría servir a mi pueblo”, cuenta.
Cuando tenía que comenzar sus estudios profesionales, la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) estaba cerrada a causa de conflictos políticos, por lo que empezó su formación en la Normal Íntegrada Católica Boliviana hasta egresar como profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica.
Luego, migró a Punata, donde, a sus 23 años, fundó el primer colegio mixto del municipio llamado “Manuel Santos Carrillo”. Permaneció allí hasta obtener los primeros bachilleres. “Algunos de mis estudiantes casi eran de mi edad, fue una gran experiencia”, recuerda Valenzuela.
Paralelamente a su desarrollo como profesor, cuando las cosas mejoraron en la UMSS, comenzó a estudiar Derecho hasta obtener el título de licenciatura en Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, uno de los pocos con ese grado antes de que la Facultad se dividiera en dos carreras. “En esas épocas, quienes hemos tenido las oportunidad de formarnos en la San Simón, aprendíamos mucho. Había vocación de servicio”.
Luego obtuvo un diplomado en Derecho Procesal Penal en la Universidad del Valle y una maestría en Educación Superior en la UMSS.
En el ámbito educativo, fundó, en 1984, junto a otras personalidades, la unidad educativa nocturna Pedro Poveda, donde trabajó durante 36 años como director titular; solo renunció para asumir la presidencia del TED. “La primera vocación que descubrí fue ser maestro”.
Además, estudió un diplomado y una especialidad en Gestión Educativa, y una licenciatura en Ciencias Sociales.
Durante más de 40 años, se dedicó a su trabajo como profesor sin descuidar su labor de abogado. “Mi querido colegio Pedro Poveda, todavía siento haberlo dejado. Me costó mucho firmar mi renuncia porque era mi segundo hogar”, afirma.
DEDICACIÓN A LA ABOGACÍA
En el ámbito del Derecho, Valenzuela incursionó en la docencia en la Universidad Salesiana de Bolivia y se especializó en la materia de Derecho Civil hasta que tuvo que renunciar cuando fue elegido como vocal del Tribunal Electoral Departamental. “Era una de las cosas que más me apasionaba y me hizo sentir muy realizado”, explica.
Además, cosechó varios logros, como ser oficial de Registro Civil, desde 1988. También participó como notario electoral en varios comicios. Asimismo, fue elegido como director departamental de Registro Civil. “Conozco todos los pormenores y la parte operativa del funcionamiento del Tribunal y del Registro. Eso me permite moverme con bastante seguridad y tomar las decisiones más apropiadas para la institución”, indica.
Luego de una situación que le hizo sentir que se cometió injusticia con su hijo cuando se presentó como oficial de Registro Civil, decidió postularse al cargo de vocal del TED. Obtuvo la puntuación perfecta y en la Cámara de Diputados logró el apoyo unánime, algo poco frecuente. “Una de las metas que me tracé a la cabeza del TED es trabajar para que el Servicio de Registro Civil ya no dependa del Registro Cívico Nacional o del Tribunal Supremo Electoral”. asegura.
Su objetivo es generar un trabajo más coordinado y evitar, de esa forma, más burocracia.
“Deseo que todos los servidores públicos estén por mérito y con el compromiso de ser honestos y eficientes”.
Valenzuela recuerda sus días como director del Registro Civil cuando salía, acompañado de dos funcionarios más, a orientar a las personas que hacían fila sobre el procedimiento para hacer sus trámites; ese contacto con la gente siempre lo nutrió y le sirvió para mejorar su trabajo.
MILITANTE DEL COOPERATIVISMO
Otra de sus actividades preferidas es el cooperativismo. Comenzó muy joven, a los 21 años, cuando se unió a la cooperativa San Carlos Borromeo Ltda., y rápidamente fue elegido como director del Consejo de Administración; además, ocupó el cargo de presidente, tesorero y otros más en la institución por más de 25 años.
Asimismo, fue vicepresidente de la Federación Departamental de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Cochabamba (Fedecacc); durante 10 años fue director nacional de las Cooperativas de Ahorro y Crédito de Bolivia y fundó la primera cooperativa de seguros del país (Cosef).
Valenzuela asegura que esta labor es parte de él y no está desligado por completo. Ahora su hijo sigue sus pasos.
Con la voz entrecortada, explica cómo dedicó su carrera a servir a la población, su objetivo siempre es responder a la necesidad de las personas. “He tratado siempre de pensar en el otro”.
DEPORTISTA INNATO
Otra faceta que complementa a Humberto es el deporte. Es hincha de Wilstermann y procura ir al estadio a apoyarlo siempre.
Además, entrena pelota de mano, conocido como k’ajcha, desde los siete años y fue campeón nacional en esta disciplina. También juega raqueta y participó en varios torneos.
Le encanta jugar futsal. Siempre participaba en todos los campeonatos organizados en sus diferentes trabajos; él lleva la polera con el número 7.
“Eso me ayuda mucho a reponer energía y mantener mi fortaleza. Por eso, yo digo que hay dos condiciones que se deben mantener intactas: la inteligencia y el físico”, dice.
Pese a estar al mando en uno de los momentos más complejos de la política del país, Valenzuela se mantiene firme en las convicciones que dirigen su vida y sueña con cuidar lo elemental: su familia. Está casado con Guadalupe Castillo y tiene dos hijos, Rodrigo y Alejandra. Su esposa siempre ha sido su puntal de apoyo y su brazo derecho durante toda su carrera.
“Cuando pase todo este proceso electoral, espero volver a jugar mi fulbito y retornar a mi Tarata”, finaliza.