Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: sábado 03 de octubre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En cualquier democracia los debates presidenciales son algo corriente, en realidad en la mayoría de los casos, por lo menos se hacen dos o tres antes del sufragio y la figura de que alguien rehúya a participar en alguno de ellos es impensable, pues cada ausencia indudablemente es un acto en perjuicio propio. Durante los casi catorce años del régimen de Evo Morales, se impuso la cultura del desprecio a los valores democráticos, de forma que los exabruptos que todos conocemos del expresidente se evitaron por esa vía y también fue destruido deliberadamente el concepto de pluralidad, para medrar del monólogo y de los mensajes vagos y simplones. El autoritarismo no requiere de argumentación, sólo de propaganda y a ese mundo de candidez redujeron a la sociedad y a la política, sin que la gente tuviera la oportunidad de evitarlo, había para eso una maquinaria estatal a la que se subordinaba el poder electoral y en ese contexto era prácticamente imposible salir del libreto, inclusive tras la renuncia de Morales su partido desde la Asamblea Legislativa Plurinacional, se encargó de cerrar la posibilidad de que los debates sean obligatorios, pese a que existía en ese sentido una exigencia colectiva. Está claro que no hay argumentos para defender una gestión corrupta e ineficiente y por ese motivo se impone la misma actitud en el candidato actual, ahora con el pretexto de ir a un programa de televisión que nadie verá, en lugar de atender a la invitación que se le hizo anticipadamente. Tal ausencia era previsible, muy pocos hubieran creído que ocurriría lo contrario, las declaraciones agresivas de estos días y la soberbia con la que esa organización política aborda el tema de las elecciones, demuestra que están empeñados en asumir actitudes violentas inmediatamente se conozcan los resultados, porque todo indica que perderán el gobierno y el control que en este momento tienen sobre el Órgano Legislativo. El poder para el M.A.S es una razón existencial, por eso estuvieron dispuestos a perpetuarse con inconstitucionalidades, fraudes y convulsiones sociales, la única diferencia entre el pasado cercano y esta coyuntura, tiene que ver con las urgencias propias del proselitismo y la construcción de un relato que pretenden utilizar a posterioridad, por eso cuestionan los resultados desde ahora y quieren de alguna manera intimidar a la población, amenazando con nuevos bloqueos y actos vandálicos. El Pueblo tiene otra agenda, irá a las urnas a definir su futuro, cuidará los votos en cada mesa electoral y estará pendiente de cómo se desarrolle ese día, el Mundo también posará las miradas en Bolivia, pues se invitaron a cientos de observadores y seguramente habrá periodistas y organismos internacionales que también estarán atentos a cualquier incidente, ya que deberíamos haber aprendido de la revolución de las pititas, que la gente no tolera que intenten por cualquier artificio manosear y desconocer la voluntad popular. Luis Arce no está acostumbrado a debatir, es muy difícil que pueda defender las inconsistencias de su modelo económico y de las medidas demagógicas que anunció, con las nuevas tecnologías de la información, cada frase, cada argumento y todo dato estadístico, puede ser comparado, comprobado y contrastado, de forma casi inmediata, por eso parecen haber enfocado todos sus esfuerzos en el “voto duro” y en la actitud cínica de mencionar la posibilidad de sufrir un fraude, cuando ese mismo candidato tiene que responder ante la justicia, porque es uno de los principales involucrados en lo que sucedió el año pasado.