Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: domingo 04 de octubre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Las elecciones se encuentran en su recta final, para la mayoría de los candidatos el debate presidencial es uno de sus momentos definitorios, el único espacio para confrontar las propuestas y comparar los liderazgos, los invitados de la FAM Bolivia estuvieron presentes y respondieron de acuerdo a sus programas y posibilidades, se mostraron ante un público expectante cuya cita fue en cadena nacional. La organización de ese primer debate tuvo un formato arbitrario que impidió a los candidatos intervenir con la libertad que era deseable, sin embargo fue útil para tener una noción de lo que proponen y la claridad que tienen respecto a los temas que desordenadamente les propusieron. Mientras esto ocurre y fuera de las consideraciones que se pueden hacer respecto a los desempeños, programas de gobierno e incidencias, lo que resulta notorio es que el M.A.S se encuentra en afanes antidemocráticos y en ese contexto no deja de cometer transgresiones a las normas electorales y reiteradamente desafía la autoridad del Órgano Electoral, de forma que las diferencias no solo son programáticas sino también axiológicas. En ese entendido el partido de Evo Morales no solo difundió encuestas propias con absoluta impunidad, sino que siguen utilizando abusivamente los bienes del Estado para favorecer a sus candidatos, al extremo de que en la Alcaldía Cochabambina de Colcapirhua, se imprimieron afiches del binomio masista, la denuncia de estos sorpresivos hechos incluye imágenes de un video que se difundió en las redes y a causa de ello existe presión para que esto se investigue y esa clase de abusos se puedan evitar. Preocupa ante todo esto la tibieza del Tribunal Supremo Electoral, la instancia rectora no está cumpliendo adecuadamente la función de impedir los excesos y las ventajas ilegítimas, aquellos que tienen la costumbre de aplicar las malas artes de la política, no deberían seguir aprovechando esos márgenes de permisividad, que evidentemente existen y favorecen a los infractores en perjuicio de quienes se sujetan a las reglas. En consecuencia, el problema de fondo es la existencia de una corriente antidemocrática con la que se debe lidiar, sí es que no se termina imponiendo la legalidad y sí el árbitro no asume con autoridad e imparcialidad cada una de sus decisiones, ese es el desafío y es indudable que no será una tarea sencilla, porque esas contradicciones condicionan una coyuntura desconocida desde que se reinstauró la democracia en 1982. Somos testigos de una brecha no solo entre visiones de país, sino también entre las intenciones de los candidatos y los medios de los que se pretenden valer en sus afanes por llegar al gobierno, por eso algunos se sienten cómodos cuando no existen repreguntas, réplicas, exigencias y precisiones, esa sin embargo es la realidad y en esas condiciones tendremos que formarnos un criterio respecto a lo que los diferencia y las certezas que podemos tener sobre el futuro. Por eso todos los detalles cuentan y cada comportamiento con seguridad es evaluado por la gente, existe conciencia de que estamos viviendo un período crucial para el destino nacional y aunque los debates reflejan las principales discrepancias, también sirven para oxigenar la cultura democrática y para identificar las amenazas que tendrá que afrontar ese Sistema de valores y de creencias, que permite vivir con libertad, disfrutar de las seguridades que brinda la ley y satisfacer las necesidades económicas, bajo la garantía del Estado y las potencialidades del mercado, eso permite saber lo que nos une y lo que verdaderamente divide y destruye.