Medio: La Patria
Fecha de la publicación: domingo 20 de mayo de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Renuncias y cambios de autoridades electas
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Puede resultar difícil encarar ese desempeño, sabiendo que existen compromisos y circunstancias que obligan al pago de la factura política, la que en algunos casos resulta muy cara, si se trata de anteponer solidarios acuerdos o por el contrario, empujar cabezas en trance de caída.
Antes del problema que obligó al titular comunal admitir las decisiones judiciales, se observó una clara atomización de las facciones que conformaron el Concejo con el voto popular y que siendo en parte mayoría circunstancial, se tornaron en factores adversos a los acuerdos partidarios y de movimientos ciudadanos de ocasionales alianzas que no resisten la contundencia de ciertos hechos que no pueden defenderse, sin poner en riesgo seriedad y credibilidad.
Lo sucedido en las pasadas horas es el resultado de esos elementos tan frágiles que muestran con claridad la falta de principios ideológicos, de coincidencias para el desarrollo de verdaderos programas de servicio comunitario que puedan ejecutarse con respuesta de beneplácito por parte de una vecindad que casi siempre ha estado reclamando por la desatención de sus autoridades, empeñadas mayormente en destrabar sus confrontaciones internas, postergando el trabajo de elaboración de normas, para mejorar la situación comunitaria, exigiendo el cumplimiento de las mismas por parte del Ejecutivo, que por su parte tampoco solucionó efectivamente los más apremiantes problemas de una ciudad caótica, en la que prevalece la fuerza de sectores ilegales como los comerciantes informales, gremiales atrabiliarios y transportistas que velan por aumentar utilidades diarias, sin mejorar las condiciones de sus servicios.
Una vez más se pondrá a prueba la responsabilidad femenina en la conducción de la Alcaldía, anteriores gestiones de mujeres, no fueron malas, tampoco alcanzaron éxito pleno, pero lo que se gana en estas circunstancias, es que la entereza de la mujer, administradora del hogar, madre y experimentada consejera, la impele a trabajar con seriedad y sobre todo con honestidad, la parte más sobresaliente cuando se trata de poner en juego su honorabilidad.
Lo que importa es que en este periodo de interinato se dispongan las mejores condiciones para coadyuvar al buen desempeño de la alcaldesa, que con seguridad requerirá del servicio desinteresado de muchos funcionarios que no deben escatimar su responsabilidad en el asesoramiento y la ejecución de medidas favorables al servicio comunitario.
Ésta puede ser o mejor debería ser una oportunidad para que todo el personal, desde los cargos jerárquicos, los intermedios y los de base funcionen en un esquema de entrega de voluntad, experiencia y capacidad a favor de la vecindad, de esos intereses comunes que pueden concretarse, si no se pierde el tiempo en divagar cuestiones partidarias y se ganan horas y días sirviendo con eficiencia a una comunidad que espera obras, pero de utilidad práctica que no sigan aumentando el derroche de los dineros del pueblo que administra el Gobierno Municipal.
Hay mucho por hacer, que la alcaldesa tenga mucha cooperación y una buena dosis de suerte y responsabilidad colectiva.