Los analistas prevén un adelanto electoral bajo la consigna de optimizar recursos económicos tanto para la votación como para la campaña, pero sobre todo serviría para impedir que en el MAS se vuelven a colar fichajes de última hora que, llegado el momento, desaparecen y asegurar todo el respaldo institucional a la candidatura de Evo Morales.

Entre las presidenciales de 2014 en Tarija y las subnacionales, el MAS perdió 11 puntos porcentuales. Morales logró el 51 por ciento de la votación y la consistencia fue definitiva para garantizar los dos tercios en la Asamblea Plurinacional gracias al favor que el hizo el Partido Demócrata Cristiano dividiendo a la oposición. En la segunda vuelta de las elecciones a la Gobernación, el MAS de Pablo Canedo apenas logró el 40 por ciento de los votos totales. Claro que en primera vuelta ya los alcaldes y subgobernadores habían asegurado sus pegas, o las habían perdido, por lo tanto la intensidad que le pusieron a las campañas en el momento decisivo fue diferente.

El primer paso para llegar con vida al proceso electoral es asegurar una sigla que permita acomodar candidatos. En el nivel nacional apenas un puñado de siglas se mantienen vigentes y son cuidadas con especial mimo para no perderlas, como le pasó al Movimiento Sin Miedo en 2014, que no acabó de lograr el mínimo. Contar con ellas siempre sirve para las sorpresas.

En 2014 la irrupción del Partido Demócrata Cristiano, cediendo el protagonismo a Tuto Quiroga, contribuyó al éxito del MAS y a la nueva derrota de Samuel Doria Medina, que volvió a quedarse muy lejos de la segunda vuelta. Doria Medina cuenta con sus siglas de Unidad Nacional habilitadas para todo el territorio.

También están habilitadas las del Frente Revolucionario de Izquierdas (FRI) del extinto Motete Zamora cuya vigencia juega un papel clave en la configuración política en Tarija y las del MNR, que según el último encuentro nacional celebrado en Oruro se alista para presentarse con siglas propias y discurso renovado y autónomo en 2019.

Las alianzas, o refrito de siglas, se han convertido en la constante a la hora de presentarse a las elecciones no solo en Bolivia sino en todo el mundo. Las “plataformas” ciudadanas han sustituido al partido tradicional en un esquema a priori más horizontal que en la realidad esconde un hiperpersonalismo de la política, en el que no importa la estructura ni los principios sino los rostros.

Los trámites para lograr personerías son largos y engorrosos gracias a unos reglamentos que no fomentan la participación política, sino que la dificultan. En cualquier caso, mientras se abre ese otro debate que vendrá con la Ley de partidos que ya trabaja el Tribunal Electoral y que puede acabar imponiendo cuestiones como las primarias abiertas, los líderes buscan asegurarse al menos un instrumento, por local que sea, que les garantice el acceso a las listas.

El asunto no es menor, en 2015 cuando Luis Alfaro se emancipó del MAS inició su carrera con Bien Común (Bico) de Fernando Barrientos, pero acabó concurriendo con las listas de Tarija para Todos de Rafael Gómez (ex vocal del TED) luego de que sus enemigos agotaran todas las opciones para evitar su participación. Su 11 por ciento acabó siendo decisivo.

A nivel departamental, a parte de las siglas nacionales, Camino al Cambio tiene la personería inédita y UNIR inició el proceso, perjudicada por la división entre sus líderes. De momento la primera está bajo los designios de Luis Pedraza y la segunda del ex alcalde Óscar Montes.

El alcalde Rodrigo Paz, el Gobernador Adrián Oliva tramitan sus siglas para participar con mensajes nuevos en la próxima elección. Otras seis fuerzas, entre las que se cuenta Sol.bo, también lo hacen. Seguramente hay muchos tapados y estrategias que impidan precisamente la guerra sucia. En cualquier caso, la campaña electoral ya está en el ambiente.