Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 22 de septiembre de 2020
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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La renuncia de Áñez a su candidatura presidencial y la disolución de la alianza que sustentaba esa postulación tendrían que ser el punto de partida para un giro, tan trascendental como necesario, en la composición y manejo del Gobierno cuyas funciones finalizarán en tres meses.
En efecto, el cambio intempestivo del Procurador, a sugerencia del Ministro que lo acusó de haberse “reunido con Eva Copa a ocultas para perjudicar al Gobierno”, y las revelaciones del destituido acerca de la complicada situación de quien propició su despido por la compra de agentes químicos y la oferta de devolver las acciones de Elfec, sin tener respaldo legal, recuerda la remoción del primer Ministro de la Presidencia de Áñez –en diciembre de 2019, a solo tres semanas de su nombramiento– luego de haber sido acusado por el viceministro de Comunicación de presionarlo para firmar unos contratos, y por una fiscal de cometer injerencia en el caso de una violación múltiple en Santa Cruz.
Asimismo, en sus 10 meses de gestión, Áñez cambió a 13 ministros, siete de ellos por destitución.
Es cierto que la imprevista manera en la que la Presidenta asumió la sucesión constitucional, la presencia masiva de funcionarios masistas en la administración central del Estado y –meses después– la irrupción en el país de la pandemia del coronavirus, dificultaron la gestión de Áñez.
Y, poco antes de la emergencia sanitaria, su candidatura presidencial en las elecciones generales dificultó aún más la tarea de Áñez en el manejo eficiente del Estado.
La situación actual es distinta: la Presidenta renunció a ser candidata y la gestión de su Gobierno está en la recta final de la transición. Lo primero era determinante para intentar enderezar el rumbo de un desempeño gubernamental cuestionado y que dañó de manera progresiva la imagen con la que Áñez se estrenó como Jefa de Estado, en noviembre de 2019.
En diciembre, en unos 90 días más, la Presidenta debe entregar el mando del país y es tiempo de que su administración concentre sus acciones en encaminar una transición responsable y ordenada, que facilite al nuevo Gobierno encarar las urgencias económicas, sanitarias, sociales e institucionales que atravesamos.
Es la oportunidad, para Jeanine Áñez, de dejar una huella edificante en la historia de la democracia boliviana.