Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 22 de septiembre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La segunda razón que motivó la designación de Arce fue el supuesto dominio que tiene de la economía. Lo han vendido como un mago, un súper hombre que hizo posible la mayor bonanza económica de la historia del país. La campaña que debía iniciar iba a ser muy simple, es decir, comparar el paraíso en el que vivimos durante 14 años, con el “infierno” que estamos atravesando por culpa de los “pititas”.
Esta segunda hipótesis también ha fracasado. En primer lugar porque la gente sabe muy bien que Luis Arce no fue ningún “supermán” y todo su conocimiento y experticia fueron puestos al servicio del régimen más corrupto y más irresponsable que haya pasado por el estado boliviano, a tal punto que no dejó nada para la salud y la educación, tal como se ha visto en esta época tan difícil que nos ha tocado vivir.
Durante esta temporada de la pandemia, la ciudanía ha visto cómo colapsaron los hospitales, sin personal, sin equipamiento, sin insumos. Las escuelas sin internet han tenido que abandonar las clases; profesores sin la más mínima formación en el uso de las nuevas tecnologías y para colmo, una infraestructura en la que se invirtieron millonadas, pero que resulta inútil para atender las necesidades. Eso no es autoría de un brujo ni de un experto, sino de un funcionario que aprobó con su puño y letra miles de proyectos inservibles, gastos suntuarios, cuantiosas sumas en prebendas y que en lugar de propalar promesas, debería rendirle cuentas por todos por los hechos de corrupción de los que fue autor directo.
La más reciente estrategia de Arce consiste en regar dudas sobre la transparencia de las elecciones. Después de la renuncia de la presidenta Añez a su candidatura ha comenzado a percibir la recomposición de las perspectivas electorales en las que el MAS luce disminuido. El candidato acaba de afirmar que sólo el fraude puede impedir su victoria, argumento que resulta mucho más perjudicial todavía, pues si hay algo que daña la imagen del masismo es precisamente el haber hecho trampa el año pasado.
El problema es que todo se ha vuelto tóxico alrededor del MAS, especialmente lo alusivo al ex presidente Morales, quien hace poco lanzó una arenga con tintes de amenaza durante un acto público. Dijo que si gana Arce, al día siguiente entrará al país, promesa que seguramente no habrá caído bien, pues poco le faltó decir que le vayan preparando el sillón presidencial. La reacción no se dejó esperar. El candidato a vicepresidente David Choquehuanca afirmó que sería un error que el entorno del cocalero vuelva al poder.
El candidato del MAS acaba de afirmar que sólo el fraude puede impedir su victoria, argumento que resulta mucho más perjudicial todavía, pues si hay algo que daña la imagen del masismo es precisamente el haber hecho trampa el año pasado.