A principios de año, Jeanine Áñez parecía mostrarse como una opción fuerte para poder vencer al MAS, sin embargo, hoy vemos que esta candidatura está en declive. Para muchos esta caída ha resultado algo inesperada; para otros, como mi persona, la postulación de Juntos siempre fue una “crónica de una muerte anunciada”. El factor principal que ha debilitado esta candidatura ha sido la brusca oposición del MAS. Apenas Áñez anunció su candidatura, el Congreso, con mayoría masista, se le vino encima. Este movimiento era evidente, ya que Áñez pasaba a ser un rival más para el Movimiento al Socialismo. Desde ese momento la presidenta atraviesa un severo problema de ingobernabilidad, pues todas sus propuestas al poder legislativo han sido rechazadas de forma contundente.

Otro factor ha sido la aparición del COVID 19 en nuestro país; esta pandemia trajo como consecuencia una crisis económica y social. Sin embargo, como todos saben, las crisis resultan ser oportunidades también. Para la presidenta haber salido victoriosa de la pandemia habría significado un triunfo en las elecciones, ya que le hubiera demostrado a todo el país que tiene el carácter y capacidad dignas de un Jefe de Estado. Desgraciadamente, el manejo de la pandemia en nuestra nación ha sido deplorable. El gobierno se ha encontrado envuelto en escándalos de corrupción y el Ministerio de Salud, que en épocas de pandemia debería mostrar toda su fortaleza, ha puesto en evidencia todas las falencias como resultado del abandono de este sector por los gobiernos anteriores. Sumado a esto, el Gobierno no ha garantizado los medios de bioprotección indicados a los hospitales, ni a los funcionarios públicos, con el consiguiente contagio de trabajadores de la salud, ministros y de la misma presidenta.

Otros errores, como el mal uso del populismo con los bonos y la pésima planificación de reactivación económica le han restado votantes al gobierno. Todas estas acciones le costarán a Áñez la presidencia. Para los más optimistas (como la gente de Juntos) la presidenta aún puede ganar, pues ellos confían que los numerosos indecisos se tornen a su favor. Esto es prácticamente una fantasía, en primer lugar, porque muchos de esos indecisos volverán a optar por el voto útil. En segundo lugar, porque las propagandas de políticas de Juntos rozan la catástrofe. Pese a contar incluso con el aparato estatal (ya ha habido quejas por el uso de recursos estatales con fines electorales), Juntos no encuentra la forma de ganar votantes y cada vez pierden más.

Veamos dos ejemplos en los cuales Juntos ha mostrado falta de acierto para ganarse electores. El primero es la penosa aparición de Samuel Doria Medina en la red social china TikTok. Muchos dirán que, al participar en esta red social, “Samuel” busca acercarse a los jóvenes. Esta participación le ha significado al candidato vicepresidencial convertirse en la mofa de las redes sociales. La jugada le ha salido mal y ha acentuado la percepción social de que este personaje no cuenta con el carisma que debe tener todo líder.

El segundo ejemplo es la propaganda que Juntos realiza para sus candidatos a diputados. Sin ir muy lejos, en La Paz los aspirantes a diputados dirigen campañas con frases que parecen más campañas de autoayuda que campañas políticas. El fracaso de estos candidatos será algo relevante, ya que la mayoría pertenece al partido SOL de la ciudad de la Paz. Si ni siquiera un candidato de un partido regional puede ganar en su ciudad, es que hay un grave problema.