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Medio: El Deber
Fecha de la publicación: viernes 18 de mayo de 2018
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Conflictos limítrofes
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Hace ya años se descubrieron inmensos bolsones de gas debajo de Incahuasi. Las empresas perforaron hasta encontrar el tesoro y, como siempre, estudiaron todo lo que se puede medir en un campo petrolero. Saben cuánto gas encierra, el tamaño, su forma, la presión, los años que puede durar su explotación. Como conocen a nuestro pueblo, estudiaron más. Contrataron una empresa especializada del otro extremo del continente para que estudie si el gran depósito subterráneo se extiende por bajo tierra hacia otros departamentos. Le entregaron, además, las leyes de hace más de 100 años que definen los límites geográficos departamentales. Terminado el estudio, todo quedó científicamente claro. Era evidente que el bolsón no llega a territorios ajenos a Santa Cruz.
¿Si
todo es técnicamente claro, cómo es posible el desacuerdo? Si hay una
verdad científica, ¿cómo es posible el reclamo? Es posible, cuando los
poderosos tienen otros intereses y es posible cuando se esconde la
verdad. A la gente sencilla de Sucre no le han contado todo, para que
crea ingenuamente los discursos de los dirigentes. Como el tesoro es
grande, despertaron las ambiciones y el espíritu conquistador de los
vivillos nacionales y provinciales que necesitan construir el liderazgo
que no tienen. Los dirigentes gritan desaforados su exigencia porque en
la nueva política criolla los derechos y la verdad se definen a punta de
protestas, golpes y bloqueos. Saben que no les corresponde nada, pero
gritan porque los gritos aquí cambian las leyes y la conquista los hará
gigantes.
El gobierno debiera ser el árbitro desinteresado,
sereno y creíble que contribuye a aclarar el problema, a sembrar la paz.
Pero no es ni desinteresado, ni sereno, ni creíble. Está detrás de la
rebeldía chuquisaqueña. Si no, ¿por qué las autoridades hablaban del
“campo compartido”, si sabían que no es compartido? ¿Por qué mandaron
desobedecer las leyes sobre límites? ¿Por qué anularon el estudio
técnico? Si en uno de los bandos está un dirigente político opositor, el
gobierno no puede ser frío ni ecuánime. Si hay dinero de por medio, no
se le puede pedir serenidad. Además, creen que demandar un nuevo estudio
científico es lo mismo que pedir que se vuelvan a echar los dados sobre
la mesa.
Más grave aún. El gobierno no es árbitro, ni quiere la paz.
Necesita la bulla del conflicto, para que no se escuchen las voces que
recuerdan a diario el 21 F. Necesita el enfrentamiento, para que se
olvide el malestar político y social y no se escarbe en la corrupción.
Necesita la guerra, para que el país se olvide de reclamar las promesas
de un cambio que nunca llega.