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Medio: La Patria
Fecha de la publicación: jueves 17 de mayo de 2018
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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En nuestro medio existe la férrea voluntad de construir sólidos pilares que consoliden un proceso democrático consciente a fin de evitar la peligrosa presencia de dictadores recalcitrantes que insisten en reprimir al pueblo, arrancándole su soberanía.
Todo ese andamiaje será posible estructurar pidiendo el respeto a lo que determina la Constitución Política del Estado, eligiendo el 2019 un nuevo Primer Mandatario que sea un estadista de la más alta calificación ética y ciudadana que haga posible que su persona pueda situarse más allá de la controversia política.
Al presente se ahonda la preocupación nacional porque de nada sirvió el haber recuperado la democracia después de un largo periodo de regímenes militares, si en la actualidad contamos con un gobierno soberbio, totalitario y socialista que responde a la voluntad y capricho de una persona en franco desconocimiento de que la soberanía reside e el pueblo, siendo inalienable e imprescriptible.
Ese argumento es válido para recuperar la democracia y no dejar que se continúe atropellando la dignidad del pueblo boliviano, pretendiendo, a toda costa, que el actual presidente, permanezca en el cargo de manera indefinida.
Por esa razón, el año que viene, jugaremos una última carta decisiva para reconquistar la confianza en sentido de que un método verazmente democrático, es la ruta lógica para robustecer el ansiado deseo de tener una Bolivia libre de todo escollo económico y social.
El paso que se de en esa oportunidad ratificará, sin temor a equivocarse, lo determinando el 21 de febrero de 2016, cuando el soberano rechazó una nueva reelección de don Evo Morales Ayma, tomando en cuenta que la unidad nacional está por encima de cualquier amenaza de entroncar el absolutismo político, el elitismo económico y financiero como norma para institucionalizar la corrupción en la conducción institucional de la nación.