Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 18 de septiembre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Cada vez que el presentador le preguntaba por qué Evo Morales había ordenado cercar las ciudades y cortar los suministros a la población, la parlamentaria levantaba el mapa y terminó haciendo el ridículo, porque no había ninguna relación entre el impresionante apoyo electoral que trataban de mostrar los masistas, con la realidad que estaba transcurriendo en las nueve regiones del país.
Lo de Rivero no fue lo único patético de esos días. Marchistas disfrazados de mujeres, mineros luciendo costosas zapatillas deportivas, Morales pidiendo que por favor vuelva el fútbol, Álvaro García Linera hablando de Dios y de la Biblia y por último, el ministro de Gobierno rezando como una beata para que no se caiga el Gobierno. Nada de eso hubiera pasado si los números del MAS hubiesen sido reales, si no se hubieran visto obligados a montar un fraude que resultó tan grosero y tan grande que nadie lo pudo ocultar.
Entender lo que ocurrió en Bolivia es difícil pero no imposible. Pero algunos siguen insistiendo en que nuestro país es tan complejo, ingobernable y absurdo, que no se puede admitir que lo de octubre no fue un golpe, no aceptan que la gente estaba hastiada del abuso y las trampas y que se rebeló, como ha sucedido muchas veces en nuestra historia, caracterizada por la inestabilidad, pero justamente porque acá no duran mucho los tiranos. Nunca hemos tenido un Perón, un Somoza, un Stroessner o un Trujillo, aunque por las andanzas sexuales del cocalero, no estaba lejos.
Octubre y noviembre fueron meses de gloria, pero también fueron de terror. ¿Se acuerdan cuando circulaban mensajes alarmistas indicando que las hordas masistas estaban llegando a matar mujeres y niños en las rotondas? Quintana nos prometió un Vietnam y la gente no se movió de sus esquinas hasta que el cocalero no tuvo más remedio que huir. Lo que vino no fue menos amenazante y no olvidemos que hace unas semanas las bandas criminales del masismo causaban pavor en las carreteras.
Lamentablemente el miedo se mantiene, el alarmismo sigue igual, pese a que los mismos agoreros aseguran que más del 70 por ciento rechaza al MAS y que haría cualquier cosas por impedir que el cocalero vuelva al poder. Insistimos ¿es tan confusa la mente de los bolivianos como para presagiar un escenario tan esquizofrénico como el que están visualizando?
El miedo se mantiene, el alarmismo sigue igual, pese a que los mismos agoreros aseguran que más del 70 por ciento rechaza al MAS y que haría cualquier cosas por impedir que el cocalero vuelva al poder. Insistimos ¿es tan confusa la mente de los bolivianos como para presagiar un escenario tan esquizofrénico como el que están visualizando?