Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: jueves 17 de septiembre de 2020
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Con la presentación del padrón, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cumplió con una de las actividades más sensibles del calendario con miras a los comicios del 18 de octubre. La entidad habilitó a 7.332.925 ciudadanos tras un proceso técnico que incorporó la participación ciudadana y un minucioso cruce de información orientado a despejar dudas sobre la fortaleza del registro. La confianza ciudadana, fuertemente afectada por la “manipulación dolosa” del 20 de octubre de 2019, se recupera en favor de la institucionalidad democrática.
En efecto, hace justo un año, los anteriores vocales del TSE estaban en el ojo de una tormenta provocada por la intención de Evo Morales de perpetuarse en el poder. Las denuncias sobre la existencia de registros fantasmas y varias otras anomalías, como el incumplimiento de las recomendaciones de la auditoría de la Organización de Estados
Americanos (OEA), eran el anticipó de una crisis política sin precedentes en la historia reciente del país.
Las autoridades electorales actuales, que cuentan con el respaldo de organizaciones internacionales y una legitimidad necesaria orientada a la recuperación de la credibilidad del TSE, aplicaron al menos siete filtros para blindar la seguridad del padrón, pues se ejecutó una estricta depuración que incluyó la eliminación del registro de electores fallecidos y “registros fantasmas”. Las fuerzas políticas que están en carrera electoral exteriorizaron su relativa confianza en el nuevo registro.
Los técnicos electorales procedieron a la contrastación de datos con el Registro Civil; el cruce de información con otras instituciones, además de los reportes de familiares fallecidos. A esto se suma la verificación de las huellas dactilares, la inhabilitación de personas que no sufragaron en las últimas dos elecciones, el cruce de datos con el Instituto Nacional de Estadística (INE).
y el apoyo de los organismos externos para el control del registro de votantes. En 2017, en medio de un creciente deterioro de credibilidad institucional, la OEA recomendó que las organizaciones políticas acompañen en el proceso de conformación del padrón electoral. Aunque los portavoces de los candidatos expusieron tibios reparos respecto a la fortaleza del registro electoral, se sabe que técnicos de las ocho fuerzas en competencia accedieron a los detalles técnicos.
El organismo hemisférico también recomendó prácticas inclusivas y ante ello el TSE activó el empadronamiento permanente para que los jóvenes que cumplirán 18 años hasta el 18 de octubre puedan participar de los comicios, lo mismo con los ciudadanos que decidieron retornar al país debido, entre otras razones, a los problemas provocados por la pandemia.Y, precisamente por efecto de esta pandemia el TSE intensificó su plataforma informática para que los trámites de inhabilitación y depuración de registros se efectivice de la manera más adecuada, sin descuidar el intercambio de información con otras entidades que tienen acceso a bases de datos de la ciudadanía.
Por esta razón el TSE tuvo contacto con fuentes complementarias para ob- tener información de autoridades de Salud, del Servicio Nacional del Sistema de Reparto (Senasir), la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS), los Servicios Departamentales de Salud (Sedes), los cementerios generales y otros.
Un padrón electoral confiable expresa el primer hito para para la recuperación de confianza en las instituciones y, al mismo tiempo expone el plan que tenía el MAS cuando se encaminó a perpetuar el mandato de su caudillo. Otra de las grandes lecciones de fiabilidad que deja el registro de votantes pasa, además, por el ejercicio de la responsabilidad compartida, pues la sociedad tiene una parte importante y clave en la construcción de las instituciones.