Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 17 de mayo de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Aunque las acciones
gubernamentales han sido lo más parecido a una campaña electoral
permanente con sus ‘golpes de efecto, una campaña electoral de facto ha
empezado a caldearse con denuncias y contradenuncias, que no por
novedosas sino por su magnitud y frecuencia, están golpeándonos de
manera brutal, configurando el dramático panorama que nos espera, en el
que más parece un concurso de quienes son más corruptos e inútiles.
En las noticias de cada día, los bolivianos nos encontramos con por lo menos una sobre manejos irregulares en la contratación de obras, bienes y servicios que acusan a autoridades y funcionarios de todo nivel, sin que con la celeridad con que se convierten en escándalos podamos saber si son reales o responden a la maniobra política de descalificar y hasta destruir al adversario político, porque los oscuros caminos de la justicia en Bolivia serán los encargados de dilatar investigaciones y procesos con su trabazón de procedimientos y artificios, dejando en el camino prestigios o impunidad ad eternum.
Este panorama nos lleva a
la constatación de que poco o nada se ha avanzado en la forma de hacer
política, es la vieja política y más grave aún, que todos los
experimentos políticos en el país se han desdibujado con el tiempo,
hasta convertirse en ‘más de lo mismo’.
Si esta es la estrategia
político-electoral adoptada para alcanzar la preferencia electoral, nos
preguntamos ¿qué derecho tienen los protagonistas de tales aviesos
fines, a sumir a la sociedad boliviana en la desazón y desesperanza,
casi ante la nada? Por cierto, lo único que se está consiguiendo es un
generalizado sentimiento de asco y repudio, camino a la certeza de que
hay que rechazarlos y empujar a que se vayan todos.
No darse cuenta o no tener la capacidad de asumir que están ante una sociedad boliviana distinta, cada vez más asertiva, que gracias al desarrollo y el acceso a la tecnología está interconectada y por tanto, más y mejor informada, llevará a estos protagonistas políticos de la guerra sucia, a condenarse mutuamente.