Lo mismo debe suceder con la economía, que ha sido fuertemente golpeada por la pandemia y ha dejado a miles de bolivianos sin empleo y sin dinero en los bolsillos. Expertos aseguran que es una de la peores crisis económicas que afronta el país y advierten que si no se hace algo y urgente, puede ahondarse aún más y desencadenar en algo incontrolable.
Suponemos que los candidatos están conscientes de todo aquello, pero también de la crisis política que puede profundizarse si el país sigue polarizado y fragmentado.
Los postulantes a la presidencia están ante el desafío de lograr la mayor cantidad de votos para no solo llegar al Palacio Quemado, sino lograr la gobernabilidad que necesitan para encarar los múltiples problemas que aquejan al país.
Si los resultados de las recientes encuestas difundidas por Ciesmori se repiten el próximo 18 de octubre, la situación de quien sea gobierno será complicada, porque no tendrá mayoría en el Legislativo y su gobernabilidad estará en riesgo.
Hay quienes dicen que todo puede suceder a días de las elecciones, esperemos que lo que ocurra sea algo favorable para encarar los múltiples problemas. Si los políticos mantienen sus posiciones radicales y ambiciones, el camino para la solución a las crisis estará lejano.
Está claro que ninguna contienda electoral es una tasa de leche, pero es momento de que los políticos ofrezcan al electorado lo que realmente pretenden hacer, no es tiempo de seguir ilusionándolo. Asimismo, es preciso que trabajen arduamente para lograr el mayor respaldo, que permita tener legitimidad y garantía para que en los próximos cinco años cumplan lo que prometieron.