Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 08 de septiembre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Se podía esperar que la caída del MAS en las preferencias, debido a los grandes errores cometidos en los meses pasados, vendría a beneficiar a los otros partidos, pero en realidad casi todos han caído y el que más puede presumir, se ha estancado, así que ni siquiera el desgaste del gobierno actual ha movido la opinión de los electores. En este momento sólo el 68 por ciento de la población tiene definido por quién va a votar, mientras que el 32 por ciento restante, lo está pensando y todo indica que meditará muy bien antes de acudir a las urnas el día indicado.
Esta actitud del votante refleja una mejora en el nivel de conciencia y racionalidad a la hora de pensar en las opciones. Es obvio que castiga las equivocaciones de los candidatos, pero al mismo tiempo muestra que no será arrastrado por impulsos, no se dejará convencer por las clásicas estrategias como insultar, denunciar y descalificar al adversario, ni siquiera al MAS, que probablemente ha llegado al tope más bajo, del que puede recuperarse en la medida en que el resto de los postulantes no llegue a convencer con propuestas concretas, con una plataforma sólida y respuestas viables a la grave crisis sanitaria, económica y política que atraviesa el país.
En otras palabras, nadie ganará las elecciones echándole más tierra al MAS, haciendo ver los errores que comete la gestión actual o poniendo en duda la capacidad de un candidato para capear la dura situación que se avecina. La gente está plenamente consciente de lo que necesita y de lo que se debe hacer para encaminar a Bolivia hacia un futuro más prometedor. Ni siquiera el prebendalismo y la oferta de bonos es capaz de convencer, pues la calle está muy dura como para ablandarla con 500 o 1.000 bolivianos. La gente quiere trabajo, mayores oportunidades y un estado que se convierta en aliado de los que quieren emprender y recuperar sus empresas.
Esta lucidez del ciudadano pone en duda la eficacia del “voto útil”, táctica que ya se usó en el pasado y que dio resultados por el factor miedo. Al 70 por ciento de la ciudadanía, que rechaza al MAS, le ha quedado claro que volver al pasado ya no es una opción y seguirá siendo así en la medida en que las fuerzas democráticas puedan dar señales de coherencia, de sintonía con los desafíos del país, de unidad en torno a la recuperación del estado de derecho y a la construcción de una nación productiva, basada en el trabajo y en la iniciativa de los individuos.
Lo más claro es que a 40 días de las elecciones ninguno de los candidatos convence al electorado más reflexivo y no cabe duda que esa porción corresponde a todos aquellos que lucharon en octubre y noviembre por la recuperación de la democracia. Son los decepcionados, los indignados y los que seguirán peleando hasta conseguir un país que salga de la mentira y la injusticia.
A 40 días de las elecciones ninguno de los candidatos convence al electorado más reflexivo y no cabe duda que esa porción corresponde a todos aquellos que lucharon en octubre y noviembre por la recuperación de la democracia. Son los decepcionados, los indignados y los que seguirán peleando hasta conseguir un país que salga de la mentira y la injusticia.