Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 04 de septiembre de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Aquella vez, Gonzalo Sánchez de Lozada contrató a la mejor empresa estadounidense de marketing político, que cumplió con su objetivo de llevarlo al Palacio en el contexto más adverso, pues el país venía atravesando varios años de agitación impulsada por el oleaje populista que cobraba fuerza en la región y que ya había puesto el ojo en Evo Morales como “conductor designado”.
“Nuestra marca es crisis”, es el título tanto del documental de HBO de 2002, como de la película protagonizada por Sandra Bullock, estrenada en el 2015. Ambas muestran con claridad cómo los candidatos se han convertido en una mercancía publicitaria que utiliza los deseos y los miedos de la población para inclinarlos a favor o en contra de alguna causa, sin necesidad de tener una base política sólida o una propuesta en concreto.
Equipos de profesionales de todas las áreas analizan con minuciosidad a los ciudadanos que van a votar; hacen encuestas y estudios focales constantemente y les dicen a los candidatos cómo lucir, con quién mostrarse, qué decir, qué palabras evitar, con quién pelearse y con quién no. Las campañas de desprestigio, los rumores, las versiones de prensa, todo es preparado en complejos laboratorios que han convertido a las campañas en una mera técnica.
Como sabemos, Sánchez de Lozada ganó las elecciones por muy poco, pero se posesionó como presidente, cargo que ya había ocupado y que lo convertía en la mejor alternativa de Bolivia para evitar la caída de Bolivia en el socialismo. La avalancha chavista se volvió incontenible y no hubo quién haga de contrapeso, sino todo lo contrario, pues el país fue entregado en bandeja de plata a los dictadores que se quedaron durante 14 años en el poder.
No hace falta una empresa de la talla de la que contrató Sánchez de Lozada para saber que si las elecciones del 18 de octubre son limpias y si no sucede nada oscuro hasta esa fecha, el candidato del MAS no se será el próximo presidente de los bolivianos. Los números parecen cantados y se ve que los postulantes democráticos hacen su tarea en el campo del mercadeo mediático.
Tampoco es necesario ser vidente para concluir que estamos ante un escenario muy parecido y tal vez más amenazante. El cocalero y sus bandas criminales ya no reparan en delicadezas en su objetivo de recuperar el poder, el lobby internacional sigue muy fuerte para que Morales pueda retornar y, tal como se ha visto, las fuerzas internas afines al MAS son todavía muy vigorosas y están enquistadas en la justicia, en el aparato estatal y en mucho resquicios que le permiten proyectar otro octubre de 2003. ¿Qué está haciendo nuestra democracia para impedirlo? Hace mucho que hacemos la misma pregunta y nadie la contesta.
El cocalero y sus bandas criminales ya no reparan en delicadezas en su objetivo de recuperar el poder, el lobby internacional sigue muy fuerte para que Morales pueda retornar y, tal como se ha visto, las fuerzas internas afines al MAS son todavía muy vigorosas y están enquistadas en la justicia, en el aparato estatal y en mucho resquicios que le permiten proyectar otro octubre de 2003.