Un acto de inicio del pavimentado de calles en la población de San Carlos y la entrega del Hospital del Sur de El Alto, ambos financiados con recursos del Estado, se convirtieron en escenarios para discursos electoralistas de parte de la mandataria. A ello hay que agregarle que para llegar a esos puntos tuvo que utilizar los bienes del Estado.

“Dónde está don Carlos Mesa que no sale a reclamar por estos delitos de pedofilia como si no tuviera una familia que defender, eso es vergonzoso”, dijo la candidata de Juntos en San Carlos, donde no estaba inaugurando una obra, sino el inicio de la misma, acompañada de varios ministros.

Y, durante la inauguración del Hospital del Sur, la Presidenta arremetió contra “mesistas y masistas”. Aseguró que “los mesistas, los masistas, cómo esperaban el hecho de que se genere violencia para volver a la inestabilidad… no les dimos gusto”, lanzó.

También acusó a Evo Morales de haber provocado muertes durante la pandemia por los bloqueos que protagonizaron sus sectores, que impidieron el paso del oxígeno.

Luego de haber anunciado su candidatura, Añez prometió no hacer campaña electoral con bienes del Estado ni en horarios de trabajo. Y para que no quedaran dudas de su decisión, emitió un decreto en ese sentido en febrero de este año.

Pero, tuvo que ser el Tribunal Supremo Electoral el que  recuerde que estaba poniéndose en ventaja sobre los demás candidatos. Con una resolución, la sala plena ordenó frenar la difusión de un spot sobre los bonos, que es otro de los ejes de la campaña de la Presidenta para poner contra la pared al MAS. “La propaganda gubernamental autorizada hasta 30 días antes de la jornada de votación se debe limitar a difundir una gestión gubernamental, sin que con ese propósito se exponga, expresa o implícitamente, la imagen, el pensamiento o acción de una candidatura”, recordó el TSE.

La Presidenta está a tiempo de corregir su conducta para evitar que el electorado la identifique con quien ella aspira a diferenciarse: Evo Morales. La campaña política empieza a mostrar su peor cara, la de la guerra entre rivales por encima de cualquier aspecto. Entendible la pugna, pero no debe olvidarse que el compromiso de un mandatario que decide ser a la vez candidato es, por encima de todo, la gestión del Estado.