La gota que rebalsó el vaso fue el hecho de que la Presidenta del Senado promulgó las leyes de reducción excepcional de alquileres, sancionada el 30 de junio; de donación de plasma, aprobada el 14 de julio; y de atención gratuita en clínicas privadas para pacientes con COVID -19, que logró el respaldo de los legisladores el 8 de julio. Estaban en manos del poder Ejecutivo para que sean promulgadas, pero la Presidenta decidió elevar dos de ellas en consulta al Tribunal Constitucional, instancia que el viernes rechazó ese pedido porque el Ejecutivo no es sujeto legítimo para presentar dicha consulta. Al no tener una respuesta de Áñez dentro de los 10 días que señalan las normas para que una ley sea promulgada, el jueves Copa lo hizo. Sin embargo, aún no fueron publicadas en la Gaceta Oficial.
La reacción del Gobierno fue inmediata y no solo presentó un recurso de queja contra el TCP, sino que afirmó que las leyes promulgadas por la Presidenta del Senado no están vigentes.
El polémico bono de salud de 500 bolivianos anunciado por la Mandataria, en julio, aún no marcha porque los legisladores no aprueban los créditos de organismos internacionales para pagarlo. A su vez, los diputados y senadores masistas aprobaron un bono contra el hambre de 1.000 bolivianos el mismo que no es aceptado por el Ejecutivo.
La pelea entre las dos mujeres más importantes del país no hay cuándo acabe. Atrás quedaron los días en los que bolivianos las veían juntas anunciando la aprobación y promulgación de leyes para pacificar el país, tras los conflictos derivados de las elecciones fraudulentas del 20 de octubre de 2019.
Los únicos perjudicados con esos enfrentamientos entre Jeanine y Eva son los ciudadanos que necesitan beneficiarse con las tres leyes y con el pago de un bono, de 500 o 1.000 bolivianos, que, ahora más que nunca, caería muy bien para millones de familias que están soportando una de las peores crisis económicas de la historia provocada por el coronavirus.
Está claro que las peleas entre la Presidenta – candidata y la senadora del Movimiento Al Socialismo (MAS) tienen un componente político, más aún, ahora que estamos a menos de dos meses de las elecciones generales en el país (serán el 18 de octubre).
Esperemos que las dos autoridades que lideran los poderes Ejecutivo y Legislativo dejen de lado los colores políticos y hagan todos los esfuerzos posibles para trabajar de forma coordinada, al menos el poco tiempo de gestión que les queda.