Medio: El Día
Fecha de la publicación: domingo 30 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Sin ningún tipo de autorización del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y absolutamente fuera de toda norma y procedimiento, funcionarios de la Embajada de Bolivia en Buenos Aires, registraron a miles de ciudadanos bolivianos residentes en el vecino país para votar en las elecciones generales, que en principio estaban previstas para el mes de mayo.
Con ese episodio quedó en evidencia que el aparato del fraude que había montado el régimen anterior y que tuvo un capítulo muy importante en el voto en el exterior, continuaba intacto y es posible que no sea sólo el caso de Argentina, sino de todos los países habilitados para recibir el sufragio de nuestros compatriotas. Tanto la Cancillería boliviana como las autoridades electorales deberían ser extensos y detallistas a la hora de sacarnos de dudas sobre lo que está ocurriendo en este aspecto.
El problema no termina ahí, pues hace unos días volvieron a sonar las alarmas cuando se hizo pública una reunión del ex presidente Evo Morales con autoridades argentinas, que se comprometieron a hacer todas las gestiones posibles para estimular y facilitar el voto de los bolivianos en aquel país. El ciudadano de Orinoca actuó como si fuera un funcionario en ejercicio y el gobierno argentino lo trató como tal, por lo que es natural sospechar que el cocalero no sólo podría contar con el apoyo de la red de cónsules y representantes nacionales, sino también con el respaldo oficial de la administración que conduce Alberto Fernández, quien no dudará en darle un espaldarazo a su refugiado para que ejecute su fraude.
El voto en el exterior será mucho más complicado que de costumbre este año, no sólo porque se necesita manejar una logística muy onerosa y difícil de controlar, por las amenazas de fraude, que siempre han sido más grandes, sino también porque se necesita contar con la autorización de los gobiernos de los 31 países donde se tiene previsto votar en plena pandemia, con restricciones y protocolos específicos en cada lugar.
Se necesitará coordinar y diseñar un plan único para cada país. Habrá complicaciones con las aglomeraciones, el traslado de las personas y también con los horarios. Será una labor titánica que necesita personal altamente capacitado y obviamente, comprometido con la transparencia que se requiere para unas elecciones tan cruciales como las que se vienen.
La votación del 18 de octubre en Bolivia será todo un reto y mucho más todavía en el exterior. Hay muchas dudas sobre la capacidad que pueda desarrollar el TSE, por lo que se debe meditar muy bien, analizar las amenazas, de tal manera de tomar decisiones que pueden ser cruciales e indispensables para garantizar la limpieza del proceso eleccionario.
El voto en el exterior será mucho más complicado que de costumbre este año, no sólo porque se necesita manejar una logística muy onerosa y difícil de controlar, por las amenazas de fraude, que siempre han sido más grandes, sino también porque se necesita contar con la autorización de los gobiernos de los 31 países donde se tiene previsto votar en plena pandemia, con restricciones y protocolos específicos en cada lugar.