Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 22 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Evo Morales embarcó a los movimientos sociales en una acción riesgosa, el bloqueo de la carretera que articula oriente con occidente y las fronteras con Perú y Chile; para lograr ese fin, la propaganda y el aparato partidario del MAS atizaron las percepciones de sectores populares que sienten la crisis, la ineficiencia y la corrupción de la actual administración; hicieron su parte el uso abundante de recursos y la práctica coercitiva de la llamada democracia sindical.
Evo buscaba cohesionar su movimiento pero además tenía la pretensión oculta de incendiar el país y retornar al poder, incluso en la ola creciente del conflicto, circuló esa información entre sus partidarios. Pero pasado el clímax, y cuando las acciones vandálicas de activistas y turbas enardecidas empezaron a destruir carreteras, paralizar el aparato productivo, ahondar las necesidades de la gente pobre y evitar el normal abastecimiento de oxígeno, comenzó la cuenta regresiva y arreciaron los mensajes del huido, pidiendo a sus bases que suspendan el bloqueo. Morales tuiteaba desesperado. Sus asesores le indicaban que estaba perdiendo definitivamente los votantes que tenía en la clase media.
Finalmente, los funcionarios de la COB levantaron la medida. Felipe Quispe, que cifraba sus esperanzas en la demanda nacional-aymara para retomar el liderazgo de la movilización, fracasó en su intento. La realidad fue más fuerte que el poder de su discurso. Los Ponchos Rojos cobraban sus viáticos al final del día, en una imagen prosaica y grosera del fin de la revuelta, pues sin pago se retirarían a sus casas tal como sucedió.
Pero el levantamiento, sin haber conseguido su objetivo, generó el descontento interno en el MAS. Las Bartolinas acusaron a las clases medias blancoides de hacer primar sus intereses, ¿estará Arce incluido? Lo que tendrá como resultado el alejamiento de una franja delgada de votantes rurales.
Por otro lado, la encuesta de Página Siete nos da luces sobre la perspectiva electoral. Ante la pregunta “¿Por quién usted votaría en las próximas elecciones presidenciales?”, el 23% expresó que respaldaría a Arce, el 23% manifestó que apoyaría a Mesa y el 12% manifestó que votaría por Añez. Justamente, la encuesta de Página Siete refleja los desplazamientos que señalamos: una caída del voto por Arce en un puntos y el ascenso de Mesa con tres. El candidato de CC ganaría al postulante del partido azul por una diferencia del 17% en la segunda vuelta.
Al mismo tiempo, la encuesta refleja el temor de las clases medias de concurrir a los recintos electorales: sólo el 66% de los que votarían por Mesa estarían dispuestos a ir a las urnas; por el contrario, el 93% de los que votarían por Luis Arce afirman que irían a las urnas pese a la pandemia. Hace falta que se dé certidumbre y confianza de que se van a extremar las medidas de bioseguridad y una campaña comunicacional para que los electores acudan a las urnas.
Finalmente, los indecisos llegan a 19% y los blancos y nulos suman 11%, lo que es un número alto.
Sin embargo, un dato ya parece irreversible, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, es el único candidato que puede derrotar a Luis Arce. La presidenta/candidata Añez está lejos; ni con el uso millonario de la propaganda estatal, ni con la guerra sucia que se ha iniciado, podrá revertir el cúmulo de errores acumulados, más allá de su voluntad (corrupción, improvisación y con un jefe de campaña como el ministro Titanic, que todo lo que toca lo hunde).
Derrotar al MAS en primera vuelta será posible, si el voto útil de Santa Cruz migra hacia la candidatura de Mesa. Acuerdos previos a la elección, a estas alturas, parecen difíciles pero no están cerrados. El voto cruzado podría ser otra opción, donde el sentido común de la población se incline por votar a ganador para la Presidencia y por candidatos locales para los diputados. Esos serían los caminos para que este 2020 se posesione un gobierno de unidad nacional que construya la transición democrática para un futuro viable.