Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: miércoles 12 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Lo que está sucediendo estos días, no es otra cosa que el triunfo del caos y las horas en que las contradicciones se revelan en toda su complejidad, sin reservas, sin estrategias y sin contemplaciones. A veces las situaciones extremas sirven para conocer la naturaleza de las personas y la esencia de los problemas, a ese contexto fuimos arrastrados, sin saberlo y muchas veces sin poder creerlo, por eso somos testigos todavía incrédulos de un espectáculo dantesco, a estas alturas resulta un triunfo el hecho de que lleguen unos tanques de oxígeno a Cochabamba y ante el asombro general, los cocaleros y otros grupos se declaran subversivos, pavoneándose de las armas que poseen y del control temporal que mantienen sobre algunos puntos del País. Son realidades que sirven de indicador respecto al grado de descomposición social que atravesamos, nos muestran que las zonas donde existe fuerte presencia del narcotráfico, pretenden ser lugares sin presencia del Estado, también es notoria la desesperación del M.A.S, que añora otro octubre negro y apuesta por desestabilizar al gobierno, desde cualquier ámbito en el que tengan alguna injerencia. Bajo estas circunstancias sería una ingenuidad total, creer que el motivo es la fecha de elecciones, incluso la torpeza es tan grande, que uno se pregunta sí en realidad le interesa a Evo Morales llegar a los comicios, toda vez que se está quedando con el electorado más radical entre los radicales, ya tienen problemas en los bloqueos porque los cooperativistas mineros quieren desbloquear, en El Alto los vecinos protestan cada vez más airados ante el perjuicio económico que esto acarrea, lo mismo ocurre en la COB, que se ha quedado sin ninguna representatividad y su dirigencia ya sido desobedecida en la mayoría de los departamentos. Por otro lado los candidatos se mostraron en todo su egoísmo y miopía política, una vergonzosa forma de expresar que dentro de sus comportamientos, los principios ni siquiera están en las consideraciones generales, ni para la hipocresía y tampoco sirviendo a un respecto mínimo de las formas, por eso las condenas a la barbarie son tan tímidas y por eso en muchos casos el silencio los cubre de ignominia. La Iglesia fracasó en su convocatoria al diálogo, quizás porque los acuerdos son impracticables cuando ni los bloqueadores tienen claras sus demandas y cuando las acciones terroristas son impunes y la fuerza pública no interviene, porque nadie se hace cargo de las ordenes y estamos en la tragedia de que la Pandemia parece interesar solamente a los enfermos, sus familias, el personal de salud y algunas autoridades que hacen malabarismos para evitar un desastre aún mayor. De continuar este desorden institucional y la rebeldía de algunas parcialidades, dentro de poco las consecuencias serán impredecibles, por eso es urgente que quienes gobiernan apliquen de una vez la legalidad y actúen en correspondencia con la peligrosidad de las situaciones, pues existe un creciente enojo contra quienes trasgreden la ley por los actos que cometen y también contra quienes incumplen sus deberes por las acciones que omiten. Las oportunidades tienen tiempo de expiración, se extraña el temple que tenía la Presidente en noviembre, uno se pregunta cuando comenzaron a extraviarse algunos, esperemos que ellos mismos se encuentren, porque donde el caos reina, no gobiernan los políticos, no hacen falta unas elecciones, los garrotes reemplazan a las razones, ningún avance es posible y cuando surge un nuevo orden, se demora demasiado en recoger con pala las cenizas y perdonar a los nerones, los melgarejos y los judas.