Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 11 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Me dirijo públicamente a su autoridad con el objeto de hacerle conocer mi criterio personal e institucional sobre la actual coyuntura y específicamente sobre las elecciones y su candidatura a la Presidencia.
De confirmarse la misma se convertiría, usted en el segundo presidente de este siglo en candidatear a la Presidencia estando en funciones. El otro fue Evo Morales Ayma. Durante el siglo pasado un sólo caso excepcional confirma la regla, el de la reelección inmediata de 1964 que, como es de su conocimiento, sumió al país en 18 años de autoritarismo con episódicos paréntesis democráticos.
De las 19 constituciones bolivianas, 13 prohibían la reelección inmediata y en nuestra turbulenta historia, la reelección inmediata es un fantasma que se ha presentado en innumerables oportunidades pero que los bolivianos creíamos ya derrotada hasta la Constitución de 2009, hecha a la medida y con los métodos de Evo Morales, sobre los muertos de la Calancha y con las conocidas anomalías que una constitución aprobada en un cuartel puede adolecer.
Es por eso señora Presidente que cuando usted asumió la Presidencia, en noviembre de 2019, fuimos millones los que apoyamos con entusiasmo el inicio de su gestión y las perspectivas de revertir el nefasto legado del masismo en lo económico e institucional, pero sobre todo en lo moral y ético.
Requerida su opinión sobre la postulación, negó usted tres veces la posibilidad de, en sus propias palabras, “aprovecharse”.
Esto fue lo que usted dijo : "Lo que particularmente yo quiero es cumplir con Bolivia, no estar aprovechándome de una situación y decir, ¡ah yo también podría ser candidato y me aprovecharé de eso!, porque creo que sería deshonesto “ (Página 7). "Por ahí dicen que yo estaba buscando candidaturas, es una especulación de muy mal gusto porque yo, de mi boca ni en mi pensamiento lo pensé, no sería honesto “ (Red Uno) y “Yo no tengo ningún cálculo político y creo que esa es una bendición para mí, no decir: ‘Voy a sacar rédito de toda esta etapa que me está tocando vivir como Presidenta’, no” (PAT, No mentiras)
Personalmente debo decir que le creí cuando la escuche pronunciar estos enfáticos y, en un par de casos, llorosos desmentidos. Le creí porque es obvio que la misión de quienes resistimos durante 14 años al masismo es demostrar que se puede construir una nueva Bolivia en base no sólo a la institucionalidad ,sino a la coherencia y a la integridad.
Estábamos todos hartos del nivel de descaro y cinismo que caracterizó a Morales, Linera y sus adláteres y veíamos en usted la encarnación de un renacimiento moral, la idea de que la política, aunque tan desafiante, puede ser habitada por personas con principios y palabra.
Pero el problema no se limita a que usted dijo eso e hizo otra cosa, sino que con esto está usted poniendo en tela de juicio la lucha de 14 años y dándole a Evo Morales y el MAS una excelente noticia, porque su decisión, en palabras del ex presidente Jorge Tuto Quiroga, “normaliza y valida sus prácticas prorroguistas, además que los blinda de rendir cuentas ante la justicia por 14 años de latrocinio, corrupción y violencia. Una administración transitoria, con respaldo externo e interno, puede denunciar y acusar al MÁS por sus actos dolosos. Un gobierno en campaña pierde la legitimidad y el respaldo para procesar contrincantes, por grotescos que hubiesen sido sus actos dolosos. El candidato Arce, el mismo Evo, y sus acólitos, tendrán ahora más impunidad que la que buscaban mediante ley.”
No se ha dado inicio a los proceso de investigación de los crímenes de lesa humanidad y de las violaciones a los derechos humanos de más de una década y mucho menos a las auditorias jurídico financieras y administrativas de los 14 años más corruptos de nuestra historia.
Ni siquiera se ha dignado usted a revertir algunas de las medidas más espectacularmente atroces de la era de Evo Morales, como el Decreto 23973 que, al autorizar las “quemas controladas”, posibilitó los mortíferos incendios de la Chiquitania boliviana, los más devastadores de toda nuestra historia.
En lo económico, la bonanza es sólo un recuerdo, el gasto público se desbocó, las reservas internacionales monetarias están declinando, y el déficit fiscal es el más alto de la región, exceptuando Venezuela. A un gobierno de transición no se le exigiría que atienda estos problemas, pero al estar en campaña, toda decisión económica tiene el interés de su candidatura y no el de la nación como prioridad.
De hecho, a pesar de la crisis, no se iniciado un proceso de reducción del gasto público y nueve meses después de su llegada al gobierno es razonable especular que más de dos tercios de las instituciones siguen administradas por los que durante 14 años no tuvieron ni Dios ni ley, y no se ha iniciado siquiera el recuento de los daños, ni de los robos.
Todo esto señora Presidente es extraordinariamente preocupante y grave en sí mismo. Si a estos elementos le agregamos el inédito y gigantesco desafío de la administración del Estado en épocas de pandemia, realmente es difícil encontrar las palabras para calificar el cepo político, jurídico, económico y hasta existencial que usted se ha colocado así misma al proclamarse candidata.
Ser simultáneamente jefa de gobierno y candidata, obviamente le resta fuerza, liderazgo y norte a ambos roles, y le hace parecer cada vez más como un instrumento de su entorno; los únicos beneficiados de este incordio y son los que, presumiblemente, presionaron su decisión e impiden la retire.
Esto es lo que el señor Samuel Doria Medina, que se desempeña hoy como un vocero informal del gobierno, con autoridad pero sin responsabilidad, dijo de su candidatura antes de ser el mismo propuesto como aspirante a vicepresidente : “Me opongo a la reelección porque cuando los gobernantes van a una elección usan los recursos del Estado para su candidatura, ya estamos viendo en la propaganda aparentemente sobre las obras del gobierno, pero que en realidad son parte de la campaña de Jeanine Añez, eso me hace recuerdo de lo que veíamos de Evo Morales”. (Página Siete), llamando incluso a “defender la democracia” y calificando la relección de “maldición” (Correo del Sur)
Qué clase de autoridad moral puede tener una persona, señora presidente, que censura determinada acción, pero si es invitado a sumarse a la misma la aplaude, y asume la posición contraria, no por un legítimo y fundamentado cambio de opinión, sino por mero interés personal; ni siquiera con algún grado de representatividad de algo o alguien, sino sólo por conveniencia individual; es como quien censura el robo, pero si le dan parte del botín lo aplaude.
El sistema político colapsó a principios de siglo, entre otras cosas por ese tipo de incoherencias e inconsecuencias. Porque la política no puede ser una acto de bufonería, ya que ello conlleva el descredito del sistema y eso trae como resultado el socavamiento institucional, la violencia y el ascenso de populistas demagogos como Evo Morales y Álvaro García.
La reelección inmediata suele atentar contra los principios de igualdad, equidad e integridad en la contienda electoral, al dar lugar a un ventajismo indebido a favor del Presidente en funciones, en desmedro de los demás candidatos, y es lo que vimos en todos los ámbitos durante 14 años, y en contra de lo cual el pueblo boliviano se rebeló. Es más, la reelección ha sido en nuestro país y en América Latina el camino más seguro al enfrentamiento, la violencia y al retroceso institucional.
Si persiste en su intención, señora Presidente, el que habrá ganado, independientemente de los resultados electorales, es Evo Morales Ayma. Habrá quedado claro que el cinismo, la viveza criolla, la falta de autocontrol, la miseria política y la falta de valores están intrínseca e inexorablemente ligados a la actividad política.
Usted, en vez de pasar a la historia como quien valientemente presidio elecciones imparciales, como su antecesora Lidia Gueiler, será el objeto de ataques justificados e injustificados, de fiscalización masiva, disconformidad absoluta y crítica despiadada. Ni usted ni Bolivia se lo merecen.
Cuando no se han cumplido ni nueve meses de su posesión como Presidente interina, la única criatura que parece dar signos de querer renacer es la de grupos corporativos afines al MAS, que en este aniversario patrio vuelven a recurrir al bloqueo inmisericorde, incluyendo el de insumos médicos, como el oxígeno en pandemia; están dinamitando carreteras y destruyendo la convivencia civilizada.
Hasta hoy son pocas las iniciativas que su gobierno ha tomado para revertir los avances de estos forajidos asesinos irracionales. Pero de todas las cosas que podría hacer está claro que renunciar a una candidatura inadecuada y convocar a un gobierno de unidad nacional es la que le haría entrar por la puerta grande de la historia y concitaría , en bien de su gobierno, su persona y de la democracia boliviana, el mayor apoyo nacional e internacional y el reconocimiento de las generaciones presentes y futuras.