Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: domingo 09 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Carlos Federico Valverde Bravo
“Tras el choque de los ejércitos y estando el rey en lo más duro de la batalla, observó que sus soldados retrocedían ante el empuje de los contrarios. Espoleó por ello a su caballo y se lanzó a cruzar el campo de batalla para arengar e infundir valor a los suyos. Fue en ese momento cuando su caballo perdió la herradura mal fijada, tropezó, e hizo caer al rey a tierra. Asustado, el caballo se alejó de Enrique, que quedó a merced de los enemigos mientras sus soldados daban media vuelta y se alejaban presos del pánico. Es entonces cuando Ricardo, blandiendo asustado su espada, gritó: ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! Pero no había caballo alguno para él. Ya era tarde. Los soldados de Enrique Tudor dieron rápida cuenta de Ricardo, que murió reclamando algo tan simple como un caballo a cambio de su mayor y más valiosa posesión: su reino”.
Ese el trabajo, Mi reino por un caballo se hizo sobre la última obra de teatro que versionaba la historia de Inglaterra de William Shakespeare titulada: Ricardo III (probablemente escrita entre 1591 y 1592) que sirve para introducirnos al momento que vive el país, producto de la desesperación de Evo Morales y la banda violenta en la que se convirtió su partido luego del fraude de octubre 2019.
Bloquear caminos, atentar contra la vida, en tiempos de la más dura pandemia vivida que tengan memoria todos los habitantes del mundo, es la epítome de los desquiciados momentos que vive Morales, Luis Alberto Arce Catacora y sus seguidores que saben que está lejana, no sólo un hipotético triunfo las elecciones 2020, sino, sobre todo, siquiera de la posibilidad de participar en las elecciones por la autoanulación que se hiciera el candidato masista cuando divulgo encuestas internas; eso, claro, siempre que no logren antes (probablemente este mismo domingo) un acuerdo o salida política que se resuelva dentro de lo político más allá de que lo legal constitucional que les posibilite tal cosa; aunque sea participar.
Desde que Arce Catacora cometiera “delito electoral”, el MAS buscó todos los caminos para evitar su sanción; recurrió al TCP demandando de inconstitucional la Ley Electoral (reconocimiento expreso del hecho cometido) y luego a los caminos exigiendo se mantenga la fecha de elecciones que ellos mismos saben no es posible por el sostenido crecimiento de la curva de contagios, sobre todo en occidente.
Recurrieron a sus “satélites” no formales, como la COB que agradecida se prestó al juego de “reclamar y de recuperar alguna presencia en la vida política del país y, estos se largaron a los caminos y periferias citadinas para bloquear, a vista y paciencia del gobierno que, pensando en su propia candidatura, se dedicó a “acusarlos de ser los responsables de las muertes”, como si una muerte más le importara o se acumulara en la conciencia del huido que simplemente sabe que son sumas producto de un particular “revolucionarismo político” donde alguien tiene que morir (mientas no sea él) para mantener su presencia en el concierto político nacional.
Un camino le queda a Morales y al MAS: lograr un acuerdo político que le permita ser partícipe de la elección. Como dice un conocido mío: “En una mesa se resuelven los problemas políticos; no se negocia la ley; la democracia es la fuerza del Estado”.
Pero los aliados del Socialismo del Siglo XXI que internacionalmente se prestan al juego del MAS, como la CIDH que parece haber olvidado que Morales tiene procesos por violación de DDHH y por genocidio (Chaparina y Hotel Las Américas) pero sale en su defensa por la posibilidad de la represión legal a los bloqueos, aunque es muy difícil que se haga, simplemente por interés electoral.
Tal cual, el Gobierno decidió retirar al Estado para proteger los derechos de ciudadanos que no participan de los escarceos políticos, como pobladores de pueblos y productores de todo tipo de bienes y productos a lo largo y ancho del país y a los que están enfermos de COVID o son recién nacidos o tienen otras enfermedades. La gente también puede morir de otras enfermedades si no tiene un botellón de oxigeno o medicamentos para socorro oportuno.
A Morales y sus amigos esto no les importa; ellos ya quemaron sus naves y saben que esta es una lucha en la que perdieron de antemano, de manera tal que, lo que venga es ganancia y la verdadera ganancia es mantener candidato y sigla, aunque es negocio mantener la sigla (que no por fraudulenta deja de ser representativa en el concierto político nacional) y buscar otro candidato, una opción que ya debatieron y se niegan repetirse ellos mismos.
El MAS (COB) fue al TSE y logró que lo escuchen amenazar con lo que, hasta este sábado 8 de agosto por la tarde hizo: bloquear y ejercer violencia donde puedan; los bloqueos se multiplican mientras el poder constituido mira para otro lado aunque a ratos advierta con intervenir; ese es el cuadro actual. Entre tanto, se abre una posibilidad de diálogo múltiple, convocado por la Presidenta (participarían Gobierno, Parlamento, partidos, TSE, Iglesia) para confirmar la fecha electoral y suspender los bloqueos. A partir de este hecho, el MAS ya tiene un Plan B, el plan A, parece haberse elaborado a partir de esa convocatoria:
Aprobar, en el parlamento, la fecha cerrada por el TSE (18/10/2020) de las elecciones y la suspensión del bloqueo por parte del MAS, como para mostrarle a la Presidenta Añez que los legisladores tienen “la fuerza y legitimidad” que ella no tiene.
Pero, si así fuera, el problema de fondo no estará resuelto: La participación del MAS como sigla y la de Arce y Choquehuanca como candidatos (llama la atención el silencio de este último). Para eso, seguramente cuentan con el silencio del TCP que ya recibió la venia del TSE de hacerse cargo de todo, habida cuenta que de manera unánime decidieron enviar a esa instancia todo lo concerniente a la inhabilitación. El TSE se lavó las manos, parecido a lo que hizo Pilatos, cuando decidió dejar que otros decidan la suerte de Cristo; en esta lavada de manos, la democracia corre el riesgo de ser sacrificada. Nunca es bueno lavarse las manos de esa manera (aún en tiempos de COVID).
El MAS ha logrado que todos lo miren como referencia y el generador de ideas, de iniciativas o de conflictos y así tiene su propio rio revuelto, el que se desenvuelve en cualquier lado porque tras de él corren todos, sobre todo el Gobierno que cree que la polarización es el mejor espacio que le queda para seguir siendo considerado potable electoralmente. Los demás, los Mesa, los Tuto, los Chi, los Camacho, simplemente miran y a veces —sólo a veces— atinan a un tibio mensaje, tratando de que las olas del rio revuelto del MAS no los moje… como si así se fueran a salvar,
Dos opciones; la primera no anula la segunda; esto no termina aquí, aunque se pueda levantar el bloqueo para dejar a la Presidenta “con los crespos hechos”; lo cierto es que aún no está todo dicho… no. Sobre todo cuando se trata de la intención de Morales de quemar el país apostando todo por una candidatura.
Una canción popular inglesa, refiriéndose a Ricardo III dice:
Por un clavo se perdió una herradura
Por una herradura se perdió un caballo
Por un caballo se perdió una batalla
Por una batalla se perdió un reino
No estaría de más intentar algo así como:
En octubre hizo fraude
En noviembre renunció
Por el fraude perdió la presidencia
Por la presidencia no le importa perder un país
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