Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: sábado 08 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Triste destino para el sindicalismo boliviano y dura realidad para una sociedad que a todas las calamidades, le tiene que sumar unas inoportunas elecciones y un partido político que a la cabeza de Evo Morales, se apartó totalmente de las prácticas democráticas y como la izquierda ortodoxa de los años sesenta, aplica el manual del Foquismo y asume que la revolución esta a la vuelta de la esquina y que el vandalismo así como el abuso de poder, están protegidos por una nueva cortina de hierro. Esos delirios políticos están cobrando demasiadas vidas inocentes, somos testigos de historias desgarradoras que conmueven hasta a los más indiferentes, relatos de tragedias humanas y de situaciones absurdas, que testimonian el grado de descomposición normativa que tiene el Estado y la devastación institucional que implicó el proceso de cambio. Salvo honrosas excepciones la clase política se encuentra desorientada, unos por intereses sectarios, otros por inexperiencia y algunos porque son traicionados por su impulsividad, mientras revelan su mentalidad anacrónica y una visión del contexto demasiado limitada. El gobierno tiene que aplicar de una vez la ley y el Tribunal Supremo Electoral, está en la obligación de asumir alguna postura, en todos los temas sensibles que mantiene relegados entre la ambigüedad y el silencio, en el caso de la anulación de la personería del M.A.S., pareciera que los vocales electorales, estuvieran esperando una medida precautoria de la jurisdicción constitucional, que los libere de su responsabilidad y que mediante una chicana congele en el tiempo la resolución del tema. Por otro lado la Presidente Añez y su gobierno se muestran erráticos, exageradamente preocupados por las criticas y lentos a la hora de tomar decisiones, una formula inversa a la que les permitió pacificar el País en noviembre, por ese motivo la mandataria debería concentrarse en hacer su trabajo y actuar con el coraje y los principios que la llevaron a tener éxito en el pasado. La mayoría de las críticas en la actualidad no son desinteresadas, los candidatos usualmente intervienen cuando el cálculo electoral lo aconseja, sí se tratara del bien común las elecciones serían cuando las condiciones sanitarias lo ameriten, lamentablemente en ese aspecto estamos a merced de criterios arbitrarios y de un concurso de presiones políticas, que privilegian las miserias humanas, en lugar de precautelar la vida y la salud de los electores. La situación es compleja porque en las indefiniciones se originan los problemas, a veces es mejor equivocarse y rectificar, que tener pánico ante las adversidades y quedarse paralizado, lo que nos está llevando al límite es la inacción de la institucionalidad democrática, la legalidad se debe defender con los propios mecanismos y procedimientos que existen para tal efecto, sin embargo algunos testarudamente hacen complicado lo simple. Existen coyunturas de trascendencia, todo parece indicar que estamos en una de ellas, las circunstancias nos muestran que estos días a lo mejor se defina la correlación de fuerzas y de esa forma termine siendo más relevante el presente, que las futuras elecciones, precisamente porque algunos redoblaron sus apuestas y nos llevaron a tensiones que siempre son pasajeras y que en la política boliviana, sirven para separar la paja del trigo, acelerando las transiciones de poder y los ciclos históricos.