Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 07 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Bolivia TV no pasó el discurso de la presidenta del Senado, Eva Copa, y la Asamblea negó la palabra a la Presidenta Jeanine Áñez en la Sesión de Honor alegando que no había llegado el informe escrito. Unos y otros advirtieron asuntos técnicos para una y otra decisión. Lo curioso es que una y otra hablaron de unidad y de trabajar “lado a lado”.
Lo de la Sesión de Honor era lo de menos, porque al final el discurso igual se iba a transmitir en el canal de todos los bolivianos. Áñez no faltó a su cita en Palacio Quemado para dar un discurso que había generado tanta o más expectativa que el del 22 de enero, en el que cerró la etapa de transición e inició su etapa como candidata, ratificada dos días después.
El discurso de Áñez fue en el tono duro que se esperaba, pero su estructura y algunas figuras discursivas generaron reacciones. Por ejemplo, Áñez empezó su discurso rogando/exhortando a la Asamblea Legislativa Plurinacional que “liberen el dinero” – frase que repitió una decena de veces en esa fase inicial – para pagar un bono prometido y que se respalda en un crédito del FMI de 321 millones de dólares no autorizado por la Asamblea.
Áñez quiso centrar su discurso en Salud y Economía. Trató de reivindicar los éxitos de su Gobierno, incluso asegurando que en tres meses hicieron más por la Salud que en todos los Gobiernos anteriores, pero enseguida entró en el tono electoral que no abandonó en todo el camino.
El Gobierno desliza paralelismos entre lo de noviembre y lo actual, habla de dificultades y de superación y habla de unidad y de trabajar codo a codo y lado a lado, aunque no tarda en crear bandos de buenos y malos, nosotros y ellos.
El asunto de los bonos acabó siendo central en todo el discurso. Un elemento tantas veces criticado por su prebendalismo en los tiempos de bonanza, pero también por lo raquítico de su cantidad (500 bolivianos) en momentos de máxima emergencia, se pretende constituir en un elemento diferencial, pues acabó hablando de un camino – el suyo – de la solidaridad, y otro – en el que metió a todos los candidatos – de la insolidaridad. Curiosamente después convocó una cumbre nacional por los bonos.
En cualquier caso, del discurso se esperaba alguna señal de diálogo al respecto de los conflictos abiertos en el país, que evidentemente tienen un perfil partidista. Áñez criticó las movilizaciones, pero se empleó con mucha más dureza contra el Tribunal Supremo Electoral, al que llamó “infantil” y antojadizo, y lo responsabilizó de cambiar la fecha sin consensuar, provocando las movilizaciones. Las hemerotecas dan cuenta que la propia Áñez cuestionó el acuerdo del 6 de septiembre y pidió uno o dos meses más.
Probablemente al Gobierno se le exige más porque en algún momento se perdió el norte de la hoja de ruta y los acuerdos de pacificación, pero tampoco se encuentra voluntad de acercamiento entre los movilizados.
Es tiempo de política gruesa hasta que el pueblo determine en las ánforas el lugar de cada uno. Discursos elaborados para la confrontación y para deslegitimar a las diferentes instituciones del Estado no ayudan en nada a canalizar la delicada situación del país. Bolivia camina hacia un callejón, y solo la acción política podrá evitar la violencia.
DESTACADO.- Un elemento – el bono - tantas veces criticado por su prebendalismo en los tiempos de bonanza, pero también por lo raquítico de su cantidad (500 bolivianos) en momentos de máxima emergencia, se pretende constituir en diferencial