Medio: El Día
Fecha de la publicación: miércoles 05 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En nuestro typical país puede suceder cualquier cosa, por lo que no cabe sorprenderse. De ayer a hoy no ha pasado ningún siglo; pero así como hay ciegos que no quieren ver, también hay “desmemoriados” que no quieren recordar nada. Sea de ello lo que fuere, si no saben les informamos; si no se acuerdan, les recordamos; a los bloqueadores, claro está.
Ayer eran los enemigos de la democracia, ahora son sus radicales defensores. Dizque por ella están luchando y bloqueando caminos; están desesperados, además, por volver a las urnas en septiembre. Sin embargo, muchas malas acciones le hicieron. He aquí algunas: Para hacer aprobar el proyecto de la nueva CPE recurrieron a la trampa: “quisieron hacerme una trampa; yo les hice otra mejor”, dijo el jefazo. El 21 de febrero de 2016 se desconoció el resultado del referéndum y se amenazó con ganar el “segundo tiempo”. Claro que lo cumplió. Las llamadas “primarias” y el fraude en octubre, sólo un dictador pudo haberse atrevido.
Se dice que es malo mentar la soga en casa del ahorcado; pero aquí, en esta patria inocente y hermosa, todo sucede de forma extraña. Dos más dos pueden ser cinco o tres; sería raro que fuese cuatro. Aquí es donde actúa a sus anchas el diablo predicador de virtudes: critica en otros lo que él practicó con esmero; condena como cosa mala, cuando se codeó en paz la friolera de 14 años. En 2015 tras haber perdido varias gobernaciones y alcaldías, el Conalcam (Coordinadora Nacional del Cambio) dijo que el MAS había sido derrotado por corrupción. A confesión de parte…
Y también se llenan la boca tildándolo de prorroguista al gobierno actual. ¿Y qué es lo que hacía el jefazo sino es eso mismo para no perder su falsa imagen de magnate? El querer siempre quedarse, es pues un achaque de todos los que ocupan esa casona embrujada; por eso cayeron varios gobiernos, y por no creer que el prorroguismo es “quencha”, un mal augurio que se cumple a rajatabla.
Para estar con el diablo, sólo falta añadir como virtud el negocio de la coca y el narcotráfico. Lo que pasa es que hay un territorio independiente e impenetrable ocupado por las poderosas federaciones del trópico de Cochabamba. Allí han hecho suya esta expresión atribuida al ex presidente Wálter Guevara: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Parafraseando la misma, y con arreglo a la estricta verdad, se puede decir: “porque es enemigo de mi enemigo, el coronavirus es mi amigo” Entonces, “dalo maestro”.