Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: miércoles 05 de agosto de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Régimen híbrido: La publicación británica The Economist publica un índice anual donde ubica a los países en cuatro categorías: “democracias plenas”, “democracias imperfectas”, “regímenes híbridos” y “dictaduras”. En el periodo 2006-2019, Bolivia fue clasificada reiteradamente entre los híbridos, combinando formas democráticas y autoritarias.
Proyecto de Estado fallido: Para el periodista Humberto Vacaflor, Bolivia bajo Evo Morales se encaminaba a ser un “Estado fallido”, donde el gobierno no controlaba la totalidad del territorio nacional como fruto de una decisión estratégica, orientada a favorecer a ciertos sectores de la economía ilícita como el narcotráfico.
Narco-Estado: Coincidentemente, el analista norteamericano Douglas Farah dijo que Bolivia bajo Evo se contaba entre los “Estados criminalizados” de América Latina o “Narco-Estados”, donde las organizaciones del narcotráfico habían penetrado altas esferas de gobierno.
Democracia aparente: Por su parte, el sociólogo José Mirtenbaum definía al régimen evista como una “democracia aparente”, es decir, un gobierno autoritario que mantenía una fachada democrática.
Decisionismo presidencial: Para el politólogo Fernando Mayorga, el sistema de gobierno del Estado Plurinacional estaba centrado en “una concentración de poder terminada en una cúspide, el decisionismo presidencial, sometiendo (voluntariamente o no) los demás espacios de la política institucional”.
País parcialmente libre: La organización internacional Freedom House calificó a Bolivia como un país “parcialmente libre”, donde se combinaban la hostilidad hacia la prensa, las detenciones indebidas y la crisis en el sistema judicial.
Régimen totalitario: Una de las definiciones más duras fue la del diario paraguayo ABC Color, que adjudicó al evismo el carácter de “régimen totalitario” que convirtió a Bolivia en un “país cárcel”, en alusión a los prisioneros políticos.
Democracia comunitaria: Por último, tenemos la autocalificación hecha por el régimen por boca de su principal ideólogo, el ex vicepresidente Álvaro García Linera, quien habló de una “democracia comunitaria” contrapuesta a la democracia liberal.
Incluso en la edulcorada autodefinición, queda en evidencia que la Bolivia evista se aventuró en una zona borrosa más allá de los límites del Estado de Derecho y de las libertades republicanas, aproximándose peligrosamente al hegemonismo dictatorial.
Es bueno recordar, siguiendo la conocida máxima de George Santayana sobre los pueblos que olvidan su historia y acaban condenados a repetirla.