"Los animales de los cuales deben los príncipes revestir sus formas, son la zorra y el león. De la primera aprenderán a ser mañosos y del segundo a ser fuertes”. Nicolás Maquiavelo.

La definición más simple provista por la RAE dice que gobernar es “Ejercer la dirección, la administración y el control de un Estado, ciudad o colectividad.”

En palabras más claras es llevar la batuta. Ni siquiera necesitamos adentrarnos en el debate de la ciencia política que abunda sobre la naturaleza del poder, la importancia de las instituciones, el papel central de los partidos políticos y la sociedad civil, el arte de gobernar para el bien común y un largo etcétera. Lo que quiero sugerir en esta nota es que cualquiera sea la definición de gobernar, de estado o  bien común, el MAS sigue gobernando buena parte del país y cada día que pasa aumenta, la tolerancia social hacia sus excesos, abusos y delitos. Tanto así que algunos funcionarios del gobierno parecen sus alumnos aventajados.

Constatado el fraude, fugado su líder y superada la perplejidad interna dentro del “instrumento político¨ se puso en marcha la red internacional de apoyo al “único presidente que se parece a los bolivianos”,  como  lo calificó el presidente Fernandez de Argentina en una flagrante muestra de la ignorancia y racismo que caracteriza a buena parte de las redes políticas del Grupo de Puebla y que no cesan de apelar  al “buen salvaje” que en el caso del fugado no tiene nada de bueno y mucho de salvaje, con el perdón de mis amigas antropólgas. En lo interno, el MAS  controla la Asamblea Legislativa con los mismos dos tercios que tenía antes del mal llamado “golpe” luego de haber dado un paso atrás a las renuncias en cascada y a los asilos desesperados. De forma inédita la asamblea legislativa está mostrando  un raro padecimiento, desconocido hasta ahora, que consiste en aprobar leyes  a todo vapor y fiscalizar todos y cada uno de los actos de gobierno rechazando las iniciativas oficialistas en perjuicio de la lucha contra la pandemia. 

El Poder Judicial que, como se sabe,  fue el instrumento principal para perseguir  a la oposición, sigue en manos de connotados personajes recordados por sus frecuentes genuflexiones ante Morales, tal  el caso del Fiscal Lanchipa cuya permanencia en el cargo huele muy, pero muy mal. Ni qué decir del Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo amén de muchos empleados públicos que de tanto en tanto salen a la luz por acompañar los actos de corrupción del actual gobierno. El gobierno transitorio, sobre cuyas deficiencias ya hemos hablado, aparece cercado por el MAS que parece estar reclamando un pacto no escrito sobre la distribución del poder. Como no todo es lo que parece, tiendo a pensar que la coincidencia entre el MAS y Comunidad Ciudadana luego de la consulta sobre la fecha de las elecciones del Tribunal Electoral a los jefes de partidos, la misma que se levanta con demasiada frecuencia para colocar a ambas fuerzas políticas como “promotoras de la muerte” por dizque ignorar la pandemia,  es una crítica de mala fe o se debe entender  como  una coincidencia contra un acuerdo tácito entre algunas fuerzas políticas  que a nombre de defender la salud buscan ganar tiempo para mejorar sus cifras electorales, rasgándose las vestiduras ante la idea de ir a votar en condiciones de bioseguridad, pero callando ante los actos de desobediencia civil, los ataques al personal de salud, la falta de pruebas y de equipamiento para tratar el COVID. Es razonable el temor al contagio y es deseable que la fecha definitiva sea finalmente decidida a través de un gran acuerdo político, pero es realmente incomprensible que quienes vociferan contra las elecciones alientan y celebran marchas, protestas, compras en ferias,  sepelios o callan ante la violencia que de continuar  acabará con las vidas y las libertades democráticas profundizando la impunidad. Morales ya no aparecerá por zoom, pero volverá para felicidad de una parte de la población que se deja gobernar el alma  por el miedo, el odio y el relato racista de los masistas. Lo que vemos es que la zorra ha tenido mas éxito en la clase política donde abundan los mañosos, pero son muy pocos los que tienen la fortaleza del león como para transparentar sus intenciones y defender la democracia.