Medio: El Día
Fecha de la publicación: jueves 16 de julio de 2020
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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En la comodidad de su lujoso refugio en Argentina, el cocalero se lamentó por no haber organizado milicias armadas como lo hizo su maestro Hugo Chávez en Venezuela, donde grupos criminales son los que sustenta junto con los militares a la dictadura de Nicolás Maduro.
Ahora sabemos que Evo Morales no sólo lo intentó, sino que fracasó en su afán de formar esas milicias, pese a que seguramente contó con el asesoramiento de cubanos y venezolanos con vastísima experiencia en estas tareas. Así lo ha revelado Raúl García Linera, el hermano del ex vicepresidente, quien atribuyó el fiasco a las payasadas de algunos “reclutas” que comenzaron a difundir en las redes sociales, fotos y videos de los entrenamientos, como si se tratara de algún campamento de verano o una excursión de boy scouts.
Se sabe también que hubo ofertas muy tentadoras para que los cocaleros del Chapare sean quienes comanden esas milicias, de tal manera de replicar el modelo de Colombia, donde el narcotráfico utiliza a las guerrillas de las FARC y otros grupos para proteger sus actividades, crear zonas de exclusión, ejercer una presión más “convincente” sobre el gobierno y ampliar el abanico de negocios como el secuestro, el sicariato, la trata de personas, el tráfico de armas, entre otros.
El periodista y analista Humberto Vacaflor asegura que la mayoría de los cocaleros rechazó la propuesta porque consideran que el sindicalismo les ha resultado mucho más efectivo que el terrorismo, al punto que no sólo llegaron a adueñarse del poder en Bolivia, sino que lo hicieron por el lapso más largo de la historia del país y durante todo ese tiempo, marcaron la agenda política y económica, que incluyó, por supuesto, la protección y ampliación del negocio de la coca y la cocaína.
Seguramente existe un debate interno entre los comandantes de este proyecto político y no deben ser pocos los que se sienten decepcionados por la conducción del cocalero prófugo, que les había prometido la perpetuidad. Vacaflor va más allá y afirma que existe división en el Chapare, precisamente entre los que prefieren seguir el “camino tradicional” y los que se inclinan por la ruta del terrorismo y la violencia, cuyo líder es justamente el pupilo de Evo Morales, por lo que es fácil inferir sobre los verdaderos propósitos del cocalero.
En la confesión con sabor a lamento de Raúl García Linera parece estar la respuesta definitiva. Él sabe mejor que nadie que el camino de las armas no da resultado en Bolivia. Su hermano lo intentó y no consiguió convencer a nadie y terminó convirtiéndose en un vulgar asaltante. Y para qué vamos a hablar de guerrilleros de poca monta, si bastaría con recordar que en Bolivia encontró la tumba el revolucionario más famoso de la historia, el Che Guevara.
En la confesión con sabor a lamento de Raúl García Linera parece estar la respuesta definitiva. Él sabe mejor que nadie que el camino de las armas no da resultado en Bolivia. Su hermano lo intentó y no consiguió convencer a nadie y terminó convirtiéndose en un vulgar asaltante. Y para qué vamos a hablar de guerrilleros de poca monta, si bastaría con recordar que en Bolivia encontró la tumba el revolucionario más famoso de la historia, el Che Guevara.