Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: miércoles 09 de mayo de 2018
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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En 2007, instituciones y organizaciones se movilizaron durante meses para pedir que la Asamblea Constituyente incluyera en su debate la demanda del retorno de los poderes Ejecutivo y Legislativo a Sucre, cruzada que no logró su propósito tras la decisión del foro de excluir el asunto pese a que había sido aprobado en comisiones. Las protestas terminaron con tres jóvenes muertos.
El doctor en política recuerda que entonces la movilización fue protagonizada por actores sociales urbanos, con lo que se marca una diferencia radical frente al reclamo por los límites y el campo Incahuasi, que convoca también a sectores campesinos, rurales y provinciales.
El profesional enfatiza que la sociedad boliviana es regionalista y este regionalismo suele activarse en determinadas coyunturas, borrando por completo todas las diferencias políticas e ideológicas.
A partir de esta movilización, advierte un debilitamiento de la imagen del MAS en Sucre y quizá en el Departamento, pero ese sentimiento es difuso y no hay un liderazgo claro; el movimiento cívico dirige las protestas, pero hay un conjunto de actores que las organizan. Tampoco hay un partido, aunque recuerda que los políticos siempre tratan de aprovechar estas movilizaciones para tratar de acumular capital y hay numerosos ejemplos de que los liderazgos han salido de esa cantera.
Advierte, finalmente, que una movilización de este tipo, bastante contundente porque está apelando a una identidad chuquisaqueña, corre el riesgo de desbordarse porque “las masas terminan obedeciendo a sí mismas, no asumen una línea de conducta clara”.