Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: lunes 07 de mayo de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Sin embargo, hoy sin el concepto de populismo es imposible comprender las más importantes transformaciones que se han producido en los países europeos o en Estados Unidos, “por tanto está en el corazón de la política mundial”, afirmó el español Íñigo Errejón, doctor en Ciencias Políticas y diputado de Podemos que visitó Bolivia recientemente.
El populismo, afirmó, es una forma concreta de poder político, el cual emerge de una mayoría amplia, heterogénea, que comparte un interés colectivo.
Detrás de esto no solo hay individuos que tienen derechos, sino pueblos y comunidades que son sujetos de derecho.
Regresa la idea de pertenencia a una comunidad, así como de que los Estados tienen responsabilidad para con su población y deben procurar sus derechos sociales. También está presente la idea nacional y de patria.
Errejón advirtió que a menudo el neoliberalismo acusa a los fenómenos populistas de dañar las instituciones, de la “desinstitucionalización”, pero se debe considerar la genealogía del pueblo, no mirando el pasado, sino como un proyecto que se construye a partir de lo que queremos en el futuro, un proyecto renovado de forma permanente.
Reflexiones
El dirigente de Podemos dijo que en España el grueso de la población ha retrocedido en condiciones sociales y se hizo más desigual y débil con el gobierno del derechista Partido Popular (PP), que favoreció a los que más tenían. Reconoció que una buena parte de la gente humilde y trabajadora los apoya.
Indicó que los gobiernos progresistas se enfrentan a una paradoja: han sacado a millones de personas de la pobreza, han cambiado la vida para mejor, pero una buena parte de esas millones de personas —una vez que transforman sus vidas— se ven tentadas a abandonar la lealtad a las fuerzas políticas progresistas.
“Lo mejor que le puede pasar a una fuerza política transformadora es que le dejen dar las gracias, son transformaciones no del partido, sino del conjunto de la sociedad, que han hecho un país más justo”, puntualizó.
Los jóvenes
Para Errejón, el problema con la juventud es un poco más complicado, “porque la prueba de fuego de una revolución no es el momento de la euforia, es el momento de la producción, del orden, es la paradoja en la que una revolución triunfa cuando se convierte en normalidad, es menos ética, así que por un lado hay un problema de renovación generacional”.
“Hay que militar en el apoyo del proceso de cambio y de los gobiernos populares. Hay que ser leales al proyecto, a seguir avanzando, a ir más allá que los dirigentes, enamorarse de los proyectos y disputar sin cuartel a las nuevas ideas”, remarcó.
El joven político español considera importante mantener que los que no tienen herencia, apellidos, privilegios jueguen en igualdad de condiciones en educación, sanidad, desarrollo de una vida plena. “Es lo que nosotros entendemos por democracia, por libertad, por progreso”.
Manifestó que tampoco se debe olvidar que las nuevas generaciones se han criado en otro contexto que no se puede cambiar.