De los trabajos se concluye que la tesis de que el 30% del “área rural” elegiría a más diputados que el 70% del “área urbana” se asienta sobre el supuesto “equivocado” de que sólo las ciudades capitales forman parte del “área urbana”, sin tomar en cuenta, por ejemplo, las ciudades intermedias que están en provincias. Esa corriente de opinión  tampoco repara en que el sistema  electoral de Bolivia “es proporcional”.  

El constitucionalista Carlos Börth explicó que hay 29 circunscripciones en las ciudades capitales, donde hay una población de 5,4 millones de personas; por otro lado, indicó que hay 34 circunscripciones  en   las provincias, donde hay una población de  5,8 millones de personas.  

“No se ve por ningún lado que, en las capitales, en las circunscripciones urbanas estén asentados dos tercios de la población como sostienen, y en las ‘rurales’ un tercio.  No existe eso. La distribución de la población en el país está estructurada de otra manera”, indicó.   

Börth -quien  el 18 de mayo  presentó su estudio en el coloquio virtual Reglas electorales: la reforma posible- expresó que la información oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) “desmiente el razonamiento” de quienes postulan la tesis del mayor peso del “voto rural”. 

“¿Cuál el origen del ‘error’? Confunden los conceptos de urbano con capital, y por otro lado, rural con provincial. Lo que sostiene el INE es lo siguiente: dice efectivamente población urbana 67%, población rural 33%. Pero ¿cómo define lo urbano? Ese es el tema de fondo: el INE define lo urbano como toda aquella concentración poblacional de más de 2.000 habitantes”, explicó el especialista. 

El periodista y comunicador Raúl Peñaranda también realizó un estudio sobre el tema y lo difundió bajo el titular La sobrerrepresentación rural en el Legislativo es mínima, cualquier reforma generaría escasos cambios políticos, el cual fue  publicado  en Brújula Digital, el 11 de junio pasado.  

En el trabajo, Peñaranda concluye que “la sobrerrepresentación rural como efecto de la elección de diputados uninominales es marginal”. Según su análisis, sólo 5,5 escaños, de 63, “son ‘excesivos’ en las provincias con respecto a las ciudades capitales de departamento, lo que implica un 3,3% del total del Legislativo”.

Al igual que Börth, Peñaranda también apunta a que uno de los errores de quienes arguyen la existencia de una sobrerrepresentación del campo “es que consideran a toda la población que no es de las ciudades capitales como ‘rural’, lo que no es efectivo”. 

“Las ciudades intermedias son en muchos casos de similar población que las capitales, como los ejemplos de Beni (Riberalta tiene una población menor, pero comparable con la de Trinidad) o Yacuiba con respecto a Tarija, etc.”, explicó. 

La investigadora social Luciana Molina considera que es un “falso debate” que un voto rural equivalga a un tercio del voto en el campo, puesto que -subraya- el sistema electoral boliviano “es proporcional”. 

“Esto significa que los distintos partidos o agrupaciones políticas tendrán una representación proporcional de diputados en la Asamblea Legislativa de acuerdo con la votación del candidato presidencial”, se lee en Desmitificando la desigualdad del voto rural frente al urbano, análisis que publicó el 11 de junio en el diario   El Deber. 

La experta cita por ejemplo: 1) que el Movimiento Nacionalista Revolucionario  (MNR), en 1993, obtuvo el 35% de respaldo y su representación en el Parlamento fue del 40%; en 2002, logró el 22% de respaldo y logró el 27% de diputados; 2) que en 2005, el Movimiento Al Socialismo (MAS)  logró 54% de votación y 55% de diputados; y que  en 2014, el partido azul obtuvo el 61% de la votación nacional y logró 67% en diputados.   

“El sistema proporcional para conformar la Cámara de Diputados es la razón por la cual el voto de la ciudad y el voto del campo valen esencialmente lo mismo”, concluyó Molina.