Las únicas que han tenido éxito en ponerle candados a internet han sido las dictaduras férreas como las de China, Corea del Norte o Cuba y ya que nos encaminamos a esos terrenos pedregosos, para qué apurarse. Los que andan a brincos haciendo campaña son precisamente los candidatos a jueces, que reparten llaveritos, se hacen tirar mixtura e invitan churrascos con abundante cerveza y otras bebidas espirituosas. Pese a que un matutino paceño asegura que impedir el proselitismo viola los derechos humanos de los postulantes, tal vez los límites obedecen a un tema de decencia. No sea que los magistrados ganen el puesto ofreciendo liberar narcos, prometiendo blanquear mercaderías de contrabando o asegurando reelección indefinida al mejor postor.