Morales se asegura ser el ‘Joker’ de la política, sino que parece que también es el “peaje” porque nada pasa sin que él lo apruebe y la muestra está en que condicionó al TSE con su fuerza parlamentaria, o en los pueblos y calles si es necesario en ese foquismo anarquista que no deja de actuar allá donde él vea necesario hacerlo; Montero y su intento de golpe municipal son la muestra. ¿Le salió mal? No importa, probaron y movieron a dirigencia y militancia, de eso se trató aquello, si salía bien, mejor, pero lo importante fue activar a su gente y eso no termina ahí.
Veamos las acciones parlamentarias: no habilitan el hospital de Montero, la negativa a devolver los montos del IDH, con el objetivo de impedir que los municipios y gobernaciones no masistas tengan efectivo en tiempos de crisis; el MAS no va a hacer nada para que se pueda mover más o menos la economía, están jugando a la solución por el desastre. “Mal con nosotros, peor sin nosotros”, su lógica es: “si los perjudicamos a todos, perdemos por menos” y tras de ello van.
Morales seguirá hablando y seguirá haciéndole saber a su militancia que está activo y así seguirá hasta la elección; se va a jugar todo para mantener un espacio parlamentario que lo defienda y negocie (igual que lo que hace ahora) sus temores más grandes, esos que expresa en la misma nota publicada en medios nacionales al señalar que “su regreso a Bolivia depende de los resultados de las elecciones generales en Bolivia y de su situación legal”; es decir, el expresidente sabe que si no gana o al menos consigue espacio suficiente en el parlamento habrá perdido irremediablemente.
Si el huido lo sabe, por qué motivo no lo saben sus oponentes que le facilitan la prisa eleccionaria sin pensar que además del Covid, el acto electoral estará dejando de lado a al menos 150.000 jóvenes que no se han habilitado para participar en los mismos (cumplieron 18 años entre agosto de 2019 a julio 2019 incluso); esos jóvenes son la generación post Morales (¿no se dan cuenta?).
La elección, a la que Romero le da carácter de mero trámite, es la renovación del Contrato Social; ese día nosotros los ciudadanos retomamos el mandato y le damos a alguno de los candidatos un voto en el que le decimos que nos gobernará por 5 años y que cedemos parte de nuestra soberanía para que nos protejan, nos garanticen buena atención de salud, mejor educación, acceso a vivienda, garantías para desempeñarnos como ciudadanos y otras “ilusiones” más; después de ese día, el poder electoral pasa al Gobierno, por eso tenemos que llegar bien a ese acto tan importante, porque después tenemos que someternos a lo que dijo la mayoría; ese día es clave para todo.
No es agradable constatar que Evo Morales continúa moviendo la política nacional, pero es un hecho, él mismo se encargó de demostrar que así es; es hasta socarrón cuando asegura que negoció con el TSE la fecha de las elecciones.
Lo último: no olvidemos que, para el MAS, la democracia fue un medio para llegar al poder, una vez que se hicieron del mismo, se adueñaron del país y de la democracia, por eso digo que, elecciones sí, pero no así.