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Medio: El Día
Fecha de la publicación: lunes 25 de mayo de 2020
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Sólo los bolivianos que vivimos los 14 años de la autocracia de Morales podemos comprender qué pasó en los días posteriores al 20 de octubre y obviamente los militares y policías actuaron en consecuencia. Sin embargo, sea cual fuere el punto de vista o la conclusión a la que lleguemos, nadie puede negar que las Fuerzas Armadas siguen siendo imprescindibles para lograr la gobernabilidad del país y eso ha quedado patente en los últimos seis meses, de lo contrario, el cocalero ya se hubiera reinstalado en sus palacios, con la premisa de no volver a soltar el poder.
Desde Buenos Aires, Evo Morales no para de afirmar que Bolivia vive una dictadura militar y pinta un cuadro dantesco de tanques circulando en las calles, pelotones irrumpiendo en las casas y brigadas de soldados haciendo arrestos de opositores. Nada más alejado de la verdad, pero paradójicamente, en plena era de las tecnologías de la información, hay muchos que le creen y repiten las mentiras del cocalero, sin contrastar con los hechos.
Por eso mismo cuesta construir el relato, ha sido difícil al comienzo y mucho más ahora con la crispación de la pandemia, las graves dificultades económicas y para colmo, los trastabillados políticos, los escándalos de corrupción y el malestar ciudadano por la cuarentena. No ayuda en nada la actitud incomprensible asumida por los militares hace unos días, cuyos jefes se presentaron vestidos de uniforme en el Congreso para reclamar la ratificación de la orden de ascensos del Órgano Ejecutivo. Esta acción ha agitado las aguas de la mayoría masista de la Asamblea Legislativa y Gobierno pone su cuota con una amenaza de cárcel a los congresistas.
Queremos creer que todo esto es producto del nerviosismo reinante en el país, que son bravuconadas de uno y otro lado, de las acostumbradas poses mediáticas, pero de todas maneras hay que tener cuidado con las señales que se transmiten al país.
Los militares no tienen por qué dudar que en noviembre del año tomaron la mejor decisión a favor de la democracia. Ellos no le dieron la espalda a Evo Morales como presidente constitucional, sino que se negaron a cumplir órdenes de reprimir y derramar la sangre de la gente que defendía su voto en las calles.
El Gobierno tampoco debe darles motivos para arrepentirse de esa decisión y eso ocurrirá mientras se respete el compromiso de restablecer la democracia, de luchar contra la corrupción y mantener el país en tranquilidad.
Los militares no tienen por qué dudar que en noviembre del año tomaron la mejor decisión a favor de la democracia. Ellos no le dieron la espalda a Evo Morales como presidente constitucional, sino que se negaron a cumplir órdenes de reprimir y derramar la sangre de la gente que defendía su voto en las calles.