Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 09 de mayo de 2020
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia directa y participativa
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La cuarentena dinámica que flexibilizará la actual en municipios seleccionados está provocando controversias porque la pandemia avanza pese a las medidas restrictivas y puede ser peor sin ellas. Por otro lado, la paralización laboral daña la economía familiar y la del Estado. Urge pues compatibilizar extremos.
El Covid 19 no tiene cura, cursa como una gripe leve o provoca la muerte inevitablemente. Su letalidad calculada es del 5%, no muy alta, pero su imparable contagiosidad la hace superpeligrosa. 5%, son 50 por mil, 500 por diez mil ó 50 mil muertes por millón, que ya es intolerable. Bolivia con más de 11 millones corre el riesgo de perder más de 500 mil personas sin distinción de clase social, poder económico, político o institucional.
No hay vacuna ni otro recurso medicamentoso que prevenga el contagio que se produce por las gotitas de saliva expulsadas, al toser, estornudar, al hablar o por las secreciones nasales, Prevenir esta trasmisión parece fácil pero las personas expulsan virus desde antes de saber que están infectadas, las gotitas contaminan el piso y cualquier objeto a su alcance, las manos infectan lo que tocan.
Como no se puede distinguir quiénes contagian, no queda más que aislar a todos y exagerar las normas higiénicas, El virus es escurridizo, puede viajar en los cartones de embalaje o la ropa, pero muere pronto y es controlable. Solamente Suecia, Finlandia y algún otro país han logrado que la responsabilidad educada de la gente no requiera de cuarentena; en el resto del mundo resultó ser imprescindible.
Entre nosotros, la mala educación tradicional se agravó en los 14 años de rencor plurinacional. La perniciosa influencia del evismo sigue vigente, no tanto por su astucia o su respaldo del narcotráfico, sino por la complicidad de los timoratos o prudentes que se someten a sus leyes y a su legisladores, por la condescendencia que llega hasta la complicidad de analistas políticos e intelectuales esnobistas, que a la hora nona aparecen como legalistas y puritanos habiendo callado durante los 14 años de obscurantismo y permitido, por ejemplo, que profesionales destacados del gabinete del gobierno depuestoel 2003 estén hasta hoy exiliados por genocidas.
Que militares de prestigio hayan tenido que soportar largos años de prisión por resguardar los depósitos de gasolina de Senkata, igual que cuando los vándalos de hoy casi hacen volar gran parte de la ciudad de El Alto También callaron cuando dignos empresarios cruceños fueron calumniados y perseguidos como parte del magnicidio inventado por el MAS, que culminó con el asesinato descarado en el Hotel Las Américas.
No es casual que simultáneamente, con la forzada convocatoria a elecciones desde el llamado Parlamento, hordas irresponsables, precisamente de Senkata, apedreen una ambulancia y un bus con personal sanitario.
El MAS combatió a los médicos bolivianos para importar médicos cubanos a precio de oro, desmanteló los hospitales y fragmentó los servicios de salud con esa aberración de dispersar la atención médica en niveles tan separados que los básicos quedaron en los municipios y los de especialidades en las gobernaciones, dejando al Ministerio de Salud inerme y dirigido por aprendices, salvo su primera ministra, salubrista. Anarquía que está obstaculizando que el Ministerio pueda ejercer el mando único que le corresponde frente a la pandemia.
El jueves pasado, el Ministerio de Salud presentó un meticuloso estudio para calificar el grado de riesgo de los municipios del país y orientar el tipo de cuarentena.
En esa ocasión el director Nacional de Epidemiología, doctor Prieto, hizo notar que además de los factores sociales y económicos cuentan también los políticos.
Valiosa observación que demanda correlato en acciones firmes. La salud está al margen de la política, pero nos informan de Camiri que médicos del programa Mi Salud que siguen ejerciendo funciones sabotean las medidas sanitarias y la cuarentena. No pueden ser removidos como anti médicos porque tienen la protección de “la ley”, así entre comillas, porque alude a la protección del Parlamento actual.
Yo me pregunto, ¿vale más una alzada de manos de los lacayos de Evo o la salud y la vida de las gentes? No hay un jurista capaz de lograr sanción para los delitos de Evo?
Javier Torres-Goitia T. fue ministro de Salud de Bolivia.